El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a generar controversia con sus declaraciones en torno a la migración. En una reciente entrevista, planteó que su gobierno debería considerar la deportación de hijos de migrantes nacidos en territorio estadounidense, pese a que la Constitución garantiza la ciudadanía por nacimiento.
"También deberíamos echarlos, aunque hayan nacido aquí", dijo Trump al referirse a los hijos de personas en situación migratoria irregular. Esta afirmación ha encendido las alarmas entre defensores de derechos humanos y expertos constitucionales, ya que la Enmienda 14 de la Constitución establece de forma clara que toda persona nacida en suelo estadounidense es ciudadana por derecho.
Además, el mandatario retomó propuestas extremas para frenar la migración, entre ellas, el uso de caimanes y cocodrilos como defensa en la frontera con México. Esta idea ya había sido mencionada durante su primera administración y ahora vuelve a plantearla como parte de un enfoque "creativo y disuasivo" para contener el ingreso de personas indocumentadas.
Trump también ha reiterado su intención de realizar deportaciones masivas, restringir beneficios migratorios y limitar el derecho de asilo. Según sus declaraciones, estas acciones formarían parte de una ofensiva más dura para “recuperar el control del país”.
Organizaciones civiles han reaccionado con preocupación, señalando que estas propuestas normalizan el discurso de odio, violan derechos humanos y amenazan el marco legal constitucional. También advierten que la sugerencia de usar animales como método de disuasión fronteriza representa un riesgo inhumano e impracticable.
A pesar de la polémica, Trump continúa fortaleciendo su discurso migratorio como uno de los pilares de su actual mandato, en un contexto político marcado por divisiones internas y tensiones en la política migratoria con países de América Latina.
