En un mensaje que ha generado reacciones en el ámbito internacional, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró que su gobierno ejerce una influencia directa sobre las decisiones de México y Canadá en materia de política migratoria y fronteriza.
Durante un acto en la Casa Blanca por el 90 aniversario de la Ley de Seguridad Social, el mandatario afirmó que no necesitó impulsar reformas legislativas para frenar el ingreso de personas indocumentadas. “No requiero de leyes para cerrar las fronteras, simplemente lo hago y todos comprenden el mensaje”, dijo, contrastando su postura con la del expresidente Joe Biden, quien defendía la necesidad de cambios legales para atender el fenómeno migratorio.
Trump señaló que, tras su llegada a la presidencia, solicitó a México y Canadá reforzar sus medidas de control fronterizo, a lo que —según él— ambos países respondieron de inmediato. “México y Canadá hacen lo que les decimos”, afirmó, destacando la cooperación en el cierre y vigilancia de pasos fronterizos.
En el caso de México, la administración de Claudia Sheinbaum ha optado por no entrar en confrontaciones públicas, señalando que la coordinación con Washington responde a acuerdos bilaterales para frenar el tráfico de fentanilo, desmantelar redes criminales y gestionar el tránsito de personas migrantes. El gobierno mexicano ha enfatizado que esta colaboración se basa en el respeto mutuo y en la soberanía de cada nación.
Por su parte, Canadá, liderado por el primer ministro Mark Carney, también ha reforzado su política fronteriza, aunque desde Ottawa se insiste en que las acciones se realizan bajo su propia agenda y en defensa de sus intereses nacionales. La relación con Estados Unidos atraviesa un momento de tensiones comerciales y migratorias, lo que ha llevado a ambos socios del T-MEC a buscar un equilibrio entre la cooperación y la defensa de su autonomía.
Las declaraciones de Trump se dan en medio de un clima político regional marcado por debates sobre seguridad, migración y comercio, en el que los gobiernos de Norteamérica enfrentan el reto de mantener una relación estable sin ceder en temas clave de soberanía.
