Sus padres fueron Isidoro González Escamilla y Juana María Zaballa Arrafia, agricultor en el Estado de México y su mamá dedicada al hogar, quienes se establecieron en Cuernavaca en 1938.
 El siete de noviembre de ese mismo año nació en esta ciudad el pequeño Ernesto Sergio González Zaballa quien es conocido por todos como Sergio González.

La familia se cambió a la Ciudad de México, donde Sergio cursó la primaria en un Colegio del Distrito Federal y así la secundaria, la preparatoria y la Universidad Tecnológica de México.
 Ahí estudió Administración de Empresas.
 Obtuvo Diplomados en la Universidad Ibero Americana sobre Administración de la Pequeña y Mediana Empresa y sobre Administración Estratégica y Desarrollo de Negocios.
 Tomó un curso en American Managment Association en Finanzas para y   otro en el idioma Inglés.
 Sin embargo, nunca dejaron de visitar Cuernavaca, donde vivía su hermano Carlos.
 Sergio recuerda al hermoso Parque Chapultepec, sus paseos por el Salto de San Antón, la helada agua de Las Estacas y cuando se iba de escapada con sus amigos a ver quién era el macho que se aventara del impresionante trampolín de la alberca del Casino de la Selva.

En una ocasión llegó con cuatro amigos a Las Estacas para acampar y a poco se dieron cuenta que les habían robado todas sus pertenencias dejando sólo la ropa.
 Caminaron de regreso a Cuernavaca durante la noche y el resto del día siguiente; llegaron extenuados.
 El incidente le quitó las ganas de volver a ir, pero a los dos años se reunió un grupo de veinte amigos y los acompañó olvidándose de lo sucedido.
 “Como cuando fuimos cinco amigos a Isla Mujeres en un Vochito que se nos descompuso al llegar.
 Tardamos veinte días en regresar y más de dos meses en juntar para el arreglo del Vocho.
 Pero fue una gran experiencia por las bellezas que descubrimos de nuestro gran País, México”, nos dice recordándolo.
  Y continúa diciendo que ese viaje le enseñó las maravillas de la naturaleza.
 “Aquellas aguas cristalinas queriendo mostrar orgullosamente el color de las rocas que no se da en todo el cribe mexicano, las que de seguro provienen de alguna explosión volcánica de hace varios millones de años” y continuó explicando que al paso de tantos años, la roca se fue deshaciendo hasta llegar s ser blanca y suave como el polvo, la que se encuentra del lado opuesto de la isla.
 Ahí bucearon y pudieron recoger unos caracoles de veinte y de treinta centímetros de largo, de los cuales se hicieron unos sabrosos cocteles.
 “Por desgracia dichos caracoles ya han desaparecido por la sobreexplotación que de ellos se ha dado”.
se quejó.

De igual forma cuenta que aprendió mucho de sus amigos durante el paseo y espera que ellos también hayan aprendido algo de él, “porque si tienes un amigo y él no es tu maestro, entonces no tienes amigos”.

Después conocieron Playa del Carmen la que era un hermoso paraje donde apenas había algunas casas rodeando a la pequeña ciudad.
 Años más tarde, nos contó, que ha ido de paseo y se quedó sorprendido al ver tan lindo lugar del cual se siguió maravillando de su vista y sus hermosas playas con su famosa Quinta Avenida en medio de aquellos restaurantes, bares y centros comerciales.

En 1968 regresó a Cuernavaca y se incorporó a un negocio llamado “Avícola San Carlos” en sociedad con Carlos, el mayor de sus ocho hermanos.
 Al poco tiempo y por razones políticas, entre el año 1970 al 1972, se vieron obligados a formar “La Mutualidad Avícola de Morelos”, pues una nueva ley estatal les prohibía vender el huevo que no fuese de Cuernavaca y sólo se podía de la única granja que era propiedad de un familiar del gobernador.
 De esa manera, ya pudieron reunir el producto entre todos los avicultores del Estado, facturándolo en esta ciudad, además de fundar y ser el Gerente General de la compañía: Productos Alimentarios de Morelos, S.
A.

A partir de 1982 constituyó la empresa que hasta la fecha sigue trabajando: “Goza Comercial de Morelos”, la que se encarga de la fabricación y de la comercialización de artículos de limpieza para la industria, las empresas hoteleras, restauranteras, pero especialmente proveedor de los distintos sexenios que ha tenido el Estado de Morelos, de quienes durante años ha sido su proveedor.
 En la actualidad su relación con los últimos gobernadores se han visto truncadas por razones de tipo político, familiar, económico o personal, de las que don Sergio prefiere no abundar sobre el tema.
 Sin embargo, dentro de su empresa ha podido ampliar su cobertura a través del resto del Estado de Morelos, el de Guerrero y el de la Ciudad de México.

Destacada figura dentro de la Cámara Nacional de Comercio de Cuernavaca, donde fue una de las opiniones más atinadas y respetadas; fungió como Primer Vicepresidente, Consejero en dos ocasiones y Vicepresidente de las Secciones Especializadas.
 También fue Consejero Estatal de Adiem-Coparmex a Nivel Nacional.

En 1977 ingresó al Partido de la Revolución Democrática donde fue Delegado al 2º.
 Congreso Estatal y en 2003 también fue Delegado en el 3er.
 Congreso del Estado de Morelos.
 Fue Presidente del Consejo Municipal en Cuernavaca y ese mismo 2000, Candidato Suplente al Senado de la República; Consejero Estatal y de 2003 a 2006, Diputado Suplente a la XLIX Legislatura del Estado de Morelos.
 Fue uno de los fundadores de “Causa Ciudadana”, Asociación Política Nacional en Morelos (APN) en 2004, así como del movimiento Democracia XXI (APN) en 2007.
 Comenta que la más grande experiencia que ha tenido del partido, fue la invitación del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas a cenar.
 La plática fue de lo más interesante; hablaron de política, de asuntos familiares y hasta de sus correrías por la universidad.
 “Es un gran señor de ética y principios incorruptibles”, nos recuerda.
 Sergio González presentó su renuncia al PRD en 2008.
 De aquel tiempo, Sergio se alejó de la política pública para esperar nuevos movimientos sociales y se dedicó por completo a su familia, a sus amigos y a su negocio, que es uno de los más importantes de Cuernavaca.

En un viaje a México sufrió un accidente automovilistico que le dañó la columna octava y novena dorsal, ocasionando una paraplejia, la cual lo mantuvo durante más de un año fuera de toda actividad, cuya recuperación por fortuna ha logrado superar.
 
Su esposa es la señora Eugenia María Salinas Sedano, a quien conoció jugando boliche en el hotel Casino de la Selva, (al ir a saludar a unos amigos y a recordar del tiempo en que también jugaba en el equipo de boliche) y así, estando él en plena recuperación se hicieron novios y se casaron en Cuernavaca, procreando dos hijos: Sandra y Sergio.

Hombre de principios firmes, querido y respetado por todos; entregado a su familia, a su trabajo y al servicio de su comunidad, su honorabilidad y su bonhomía, son un ejemplo para los ciudadanos de esta hermosa Cuernavaca.

Don Sergio González, y de su distinguida esposa Eugenia Salinas.

Por: Rafael Benabib / rafaelbenabib@hotmail.com

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