Licenciado en Derecho, funcionario de Teléfonos de México, futbolista, miembro del club de servicio “Amigos de Cuauhnahuac”, es Marco Antonio Román Suárez, quien vio sus primeras luces en Cuernavaca en la colonia San Cristóbal el 13 de junio de 1960.

Su padre era don Bernardo Román Segura originario de Apetlanca, Guerrero.

Se dedicaba a la cría de Ganado y su mamá es Elisa Suárez García, quien es de La Barca, Jalisco.

Tuvieron 5 hijos: Jorge, Joaquín, Marco Antonio, María de los Ángeles, Rubén y Gabriel, nos dice con orgullo que todos se llevan muy bien y los cinco viven en Cuernavaca.

La primaria la pasó en la escuela Las Margaritas en San Cristóbal, la secundaria en la escuela federal No.
2 y la preparatoria 2 también en Altavista.

Cursó la carrera de abogado en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) y se recibió en 1988.

Durante sus estudios a los 18 años de edad, entró a trabajar a la Compañía de Teléfonos de México, donde estuvo durante 31 años.

Cuenta que cuando terminó el primer contrato y no tenía nada que hacer, escuchó por el radio que había visorías (invitaciones) para integrarse al equipo de futbol Oaxtepec, donde recibió más entrenamiento en su forma de jugar y fue seleccionado en el equipo de primera división de la Liga Cañera como delantero extremo.

Lo llevaron a las instalaciones de Oaxtepec donde tenían que entrenar dos veces al día.

Recuerda que ahí les daban alojamiento y recibían un trato muy especial, siendo seleccionado para participar en primera división.

Sus compañeros lo llamaban  “Pirulete”.

Cuando regresó a su casa su hermano emocionado le dijo que le acababan de hablar de Teléfonos de México que se presentara a trabajar al día siguiente a las 8 de la mañana.

Marco se preguntó a si mismo qué es lo que debería hacer, si seguir en el futbol o presentarse a trabajar a Teléfonos de México.

Esa noche no pudo dormir porque tenía que tomar la decisión.

Le dijo a su mamá del dilema en el que estaba metido y ella contestó que él mismo debería de escoger el camino más conveniente.

A la mañana siguiente se presentó en las oficinas de Teléfonos de México, olvidándose de seguir siendo futbolista y continuó con sus estudios de Derecho.

Gracias a ello lo eligieron Secretario General del Sindicato de Telefonistas Sección Cuernavaca donde estuvo de 1984 a 1986.

Nos cuenta que la relación con sus padres estaba lleno de momentos chuscos y alegres en compañía de sus hermanos, con quienes se llevaba muy bien.

Recuerda que a los ocho años de edad le pedía permiso a su papá para salir de paseo y recibía un peso para gastos; entonces se iba sólo al centro de la ciudad caminando por la calle Guerrero y por la calle No reelección.

Su mamá les decía que si se perdían se fueran a esperarla a la tienda de vestidos bordados y de novia, porque tenía que recoger una ropa en El Pajecito de la señora Torre Añorve.

Su mamá llegaba puntualmente a la reunión y si alguno se retrasaba era regañado.

De ella aprendió a ser puntual y aún recuerda sus palabras: “no eres dueño del tiempo de los demás.

Debes respetarlo igual que a ti mismo”.

Iba al mercado Benito Juárez con su mamá en la calle Guerrero, pasaba por La Casa de los Espejos, la camisería Pony’s y la joyería de los señores Graziano.

El padre lo llevaba desde las.
Seis de la mañana al rancho para cuidar de su ganado en La Loma de Burgos a un lado del fraccionamiento Lomas de Cuernavaca.
 Marco Antonio se recuerda cómo se regocijaba viendo la luna llena y sentir el fuerte frío de la mañana.

 

Después de un tiempo, en teléfonos pasó a ser personal de confianza en el área de administración y fue enviado a las oficinas de Teléfonos de México a las oficinas de la Ciudad de Toluca de 1990 a 1991.

De regreso a Cuernavaca lo pasaron a Cuautla y al poco tiempo a Jojutla.
 Se jubiló en 2008 después de 31 años de trabajar en Teléfonos de México y en Cuernavaca se integró al despacho jurídico llamado “Conde y Asociados” a la edad de cuarenta y ocho años; pues como Licenciado en Derecho, continúa litigando.

Desde entonces sigue trabajando en esta actividad con la satisfacción de llegar a ser el Vicepresidente de la Asociación de Licenciados de Derecho, A.
 C.
 de la que actualmente es presidente.
 Está muy agradecido con los maestros en Derecho Yolanda y Cesar Gutiérrez Nery quienes lo invitaron a ingresar como miembro de la Asociación.

Marco Antonio conoció a Silvia Villaneda González en el Ayuntamiento de Temixco donde ambos laboraban.
 Silvia trabajaba como gestora social y él era el Director de Gobernación.
 Se lleva muy bien con los cuatro hijos de Marco que se llaman: Kristel, Grecia, Marco y Gerardo.

Kristel es chef en un famoso restaurante de Querétaro; Grecia trabaja en una empresa privada de Asesoría de Protección Civil; Marco es abogado y trabaja en la Secretaría de Aguas Potables (SAPAC) y Gerardo estudia la secundaria.

Marco Antonio nos cuenta que ha viajado con toda la familia alrededor de la República.
 Habla de lo hermoso que es el Caribe Mexicano, el Cañón del Sumidero en Chiapas, las maravillas del Estado de Veracruz y del Estado de Michoacán: sus paseos por Morelia, Quiroga, Pátzcuaro, y la isla de Janitzio.
 Además de las hermosas artesanías de todo el País.

Una cosa que siempre le tiene ocupado, es el estar planeando su próximo viaje.
 Actividad que él y su familia gozan por el Estado o por todo el País.

Entre sus grupos de amistades, tiene a los “Amigos de Cuahunáhuac”, que se dedican a presentar propuestas a las autoridades y ayudar en lo que se pueda en cada uno de sus proyectos.
 Invitan a personajes de la vida de la ciudad ya sean políticos, artistas o algún conferencista que casi siempre presenta temas interesantes.

Don Marco Antonio tiene como propuesta que dentro del Club Amigos de Cuahunáuac, se colecte ropa, cobijas, chamarras y todo aquello que sea útil para la gente de bajos recursos que los arroparan del frío durante este próximo invierno.
 La idea es que se reparta antes de que comience el verdadero invierno.
 Así ayudando a la gente menesterosa con artículos nuevos o usados pero en buen estado.
 Nos pregunta que cuántas veces ignoramos qué hacer con la ropa que ya no usamos la que ni tenemos donde guardarla.

Deseamos invitar a las damas de los clubes sociales como las del club Rotario o del Club de Leones, así como a los profesores de escuela y a los jubilados para que los lleven al DIF y quizás quieran impartir sus conocimientos a los menesterosos.

Hombre respetable por sus servicios a la comunidad y por su entrega al bienestar de su prójimo además de un gran amor por Cuernavaca, es el licenciado Marco Antonio Román Suárez.

Por: Rafael Benabib / rafaelbenabib@hotmail.com

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