Doctor Fernando BretónTodo un caballero, a veces introvertido, pero siempre con una palabra amable y una sonrisa en la boca: el doctor Fernando Bretón Carreón. Nació el 26 de diciembre de 1928 en la ciudad de Puebla. Su padre fue, Don Fernando Bretón y Bretón, hacendado y tenedor de libros y su mamá, Ana María Carreón Palacios, ama de casa, ambos originarios de esa ciudad.

Cursó sus estudios en su ciudad natal, hasta recibirse de Médico Cirujano Partero en la Universidad del Estado de Puebla. Su servicio social lo efectuó en la ciudad de Atlixco. Posteriormente fue médico practicante en el Hospital General de Puebla. Nos contó que la carrera de Ginecólogo no era suficiente para servirle a la sociedad, por lo que comenzó a estudiar todo lo relacionado con el cuerpo humano, ya que su visión de los que él llamaba clientes y no enfermos o pacientes, debería ser del conocimiento del individuo como un todo. “No se puede atender a una persona si no se conoce el origen de su estado físico, los medicamentos que ha tomado, el estado mental en que se encuentra, sus reacciones, su nivel de tolerancia y en fin, tratar a la persona tomando en cuenta que es un ser humano y como tal, todo lo relacionado al personaje, tiene una relación con el tratamiento que se le va a dar”, terminó como si estuviera dando una conferencia en la universidad.

En 1955 hizo su especialidad de Cardiología en el Instituto Nacional de Cardiología. De 1947 a 1957, terminó varias especialidades, como Pediatría, Medicina Interna y Cardiología, las que estuvo ejerciendo en el Hospital Calero Elourdy del ISSSTE, en el IMSS, como médico residente del Seguro Social, Médico Pregrado del Hospital de Emetepec, Pue., y en varios otros hospitales. En el Distrito Federal dio clases de medicina preventiva, de higiene y de geografía a los alumnos de una escuela pública.

Llegó a Cuernavaca en noviembre de 1957 al Sanatorio y Hotel, El Buen Retiro de los señores Miller, donde le permitieron que se estableciera durante un tiempo, hasta que varios doctores amigos le ofrecieron trabajar en la Central Médica de Cuernavaca, en la calle Degollado 18, quienes le facilitaron un cubículo para dar su propia consulta. “Ese año llegue como el primer cardiólogo de carrera”, nos dijo con orgullo. Durante muchos años dio consulta a domicilio por todo el Estado de Morelos y parte del Estado de Guerrero. “Una vez fui a dar una consulta a una señora hasta Morelia, donde esta persona y su familia quedaron complacidos con mi presencia”, recuerdó con gusto.

De ahí se fue al Hospital Civil y se quedó como cardiólogo durante varios años en que le agradaba mucho trabajar con gente de pocas posibilidades que no estaban al alcance de que lo cobrara un cardiólogo especialista; después en el IMSS. Ahí trabajó dos años. El doctor Fernando Bretón tenía que escoger el ir a trabajar por medio del IMSS en el hospital de Zacatepec o aceptar el puesto que le ofrecían como cardiólogo en Cuernavaca en el hospital del ISSSTE, donde, además de tener su propio consultorio, trabajó en ese hospital durante 28 años. El doctor Bretón nos insistía que no existe mejor paga para un médico, que el ver mejorar a un paciente. Muchas de las veces daba consulta a gente de bajos recursos y en ocasiones viajaba por varias partes del estado para checar a sus clientes sin ninguna remuneración económica.

Desde 1979, fue miembro del Consejo Mexicano de Cardiología; socio fundador de la Sociedad de Cardiólogos del Estado de Morelos y Presidente Honorario Vitalicio y desde 1957, fue miembro Titular de la Sociedad de Internos y Becarios del Instituto Nacional de Cardiología (S.I.B.C. Internacional).

Al preguntarle sobre su ciudad natal, Puebla, contestaba lo bella que esta es y a pesar de haber nacido ahí, su amor era Cuernavaca y no tenía comparación con ningún otro lugar. Contaba que ha atendido a mucha gente conocida en los medios artísticos y sociales, como a la Princesa Beatriz de Savoya, a Laura Aguirre, a Gloria Lazo, al Lic. Antonio Ortiz Mena, a la escritora Elena Garro, a Domingo Soler, a su amigo don Alfonso Reyes y a varios gobernadores del estado.

El doctor Fernando Bretón Carreón, contrajo Nupcias en 1961 con doña Irma Solís Pérez, procreando tres hijos: Eduardo, Irma y Ana María, quienes les dieron cuatro nietos. Decía ser el hombre más afortunado de la tierra, al vivir durante 53 años al lado de su querida esposa Irma.

Aquel día de 1985 en que ya se había retirado la secretaria, su paciente el señor Godínez llegó a consulta y se quedaron hasta que anocheció. En ese momento comenzó a temblar. Quisieron salir por el elevador pero no estaba funcionando y tuvieron que bajar desde el sexto piso por las escaleras, en uno de los cuales, una señora que apenas podía caminar, intentaba bajar. Al llegar a la calle, aquel terremoto que cimbró a todo México, ya había acabado.

Su esposa y él vivían en su hogar de la Colonia Vistahermosa, donde a los 83 años de edad, aún atendía a sus pacientes con todo tipo de problemas, en su consultorio de la calle Pericón, aunque dijo que algunas veces los pacientes lo despertaban hasta a las tres de la mañana para quejarse sobre algún dolor de estómago o de cabeza; a él no le quedaba más remedio que reírse y recetarles los medicamentos adecuados.

Una vez le llamaron desde Cuautla y el doctor tomó su auto, algunos medicamentos que le daba a su paciente y se dirigió a la casa del señor que ya lo esperaba. “Disculpe usted la hora pero mi esposo está muy malo y sólo usted lo puede curar”, dijo la señora. El doctor Bretón Le dio unos medicamentos que lo calmaron y uno de los hijos del paciente insistió en manejar su carro hasta Cuernavaca. El doctor aceptó que lo llevara pero no que pagara ni un centavo por haber ido a atender a su paciente, a quien nunca le había cobrado.

Durante la semana, el doctor Fernando Bretón, siempre llegaba puntualmente a sus citas en el consultorio, el cual atendía donde ya lo esperaban las historias clínicas de los siguientes pacientes, su indispensable secretaria, la señorita Socorro, quien tenía 38 años trabajando con el doctor. “Es un honor trabajar para el doctor Bretón, porque es un muy buen médico, un enamorado de su esposa y de toda su familia y sobre todo, es un hombre de un gran corazón”, terminó contando la señorita Socorro.

La carrera del doctor Fernando Bretón fue digna de aplauso, por su entrega a sus pacientes, su respeto hacia la sociedad y en especial su absoluta entrega a su familia. Nunca dejó de recordar con gran cariño a su querida ciudad de Cuernavaca.

El doctor Fernando Bretón en medio de dos de sus colegas

Por: Semblanzas de Morelos / Rafael Benabib / rafaelbenabib@hotmail.com

Cumple los criterios de The Trust Project

Saber más

Síguenos en Google Noticias para mantenerte siempre informado

Sigue el canal de Diario De Morelos en WhatsApp