Hombre trabajador, Ingeniero Mecánico por el ESIME, Arquitecto de la UAEM, entregado padre y abuelo, es don Agustín Raúl Olvera Reibal, quien nació el 23 de julio de 1943 en la calle Miguel Salinas No. 16 de Cuernavaca, Morelos. Su padre fue Agustín Olvera y su mamá era Reibal Dehsa.

Estudió la primaria en el Colegio Cristóbal Colón, la secundaria en la Federal No. 5 Revolución Social y la preparatoria de vuelta al Colegio Cristóbal Colón y después a la Ciudad de México, donde ingresó a la vocacional No. 2 del Instituto Politécnico Nacional y se recibió en la Escuela de Ingeniería Mecánica en el ESIME.
En 1968 regresó a Cuernavaca por la insistencia de su padre, ya que al haber terminado la carrera, no tenía para qué quedarse en la Ciudad de México, en especial en esos convulsivos días de problemas sociales. Su padre, don Agustín Olvera Arostegui, quien fue el Jefe de la Policía Fiscal Estatal, Agrícola, Industrial y de Alcoholes en tiempos del gobernador López Avelar, era un hombre inteligente, firme y cariñoso y le permitía a su hijo Agustín hacer lo que él quisiera con su vida y Agustín quiso estudiar otra carrera.
Nos cuenta que sus padres viajaban constantemente a Querétaro de donde era su mamá, a Acapulco, el lugar que atraía más a su padre y a conocer todos los rincones del Estado de Morelos. Y esa es la razón por la que a él también le gustaba viajar con su familia. A sus hijos los llevaba a pasear a Disneylandia, a Los Ángeles, donde se iban de compras, así como a San Francisco y Las Vegas. En México se iban a los balnearios y centros recreativos del País. 
Seis meses después ingresó a la Universidad Autónoma del Estado de Morelos a la Facultad de Arquitectura. Terminando la carrera comenzó a construir algunas propiedades en Cuernavaca y tiempo después le ofrecieron el trabajo de contratista en la Secretaría de Obras Públicas del Distrito Federal. Ahí comenzó en la construcción del Rastro de Topilejo, de la subdelegación de Tlalpan, de la subdelegación de Cuajimalpa y de varias otras edificaciones dentro de la misma delegación. 
Conoció a María del Carmen Morales Lavalle, se hicieron novios y en 1969 contrajeron nupcias en la Colonia Las Delicias de Cuernavaca; procrearon tres hijos: María del Carmen, Mauricio y Mario Jesús.  Su hija María del Carmen es diseñadora de modas, está felizmente casada, tiene un hijo que es la delicia de Agustín. Su segundo hijo, Mauricio es comerciante, vende y diseña la ropa para caballero que él mismo manufactura y tiene dos hermosos hijos; Mario tiene dos hijos y es el Director de la compañía de ropa deportiva “Puma”. El mayor de sus seis nietos, Alan Spinder Olvera, se acaba de recibir en la carrera de Economía y Finanzas. 
Agustín y María del Carmen se divorciaron en 1976 y él volvió a contraer nupcias con María Consuelo Peredo Pérez, con quien lleva 25 años de casado.
Fue llamado por el licenciado José María Albert, Director General del Complejo Industrial SAGÚN, como contratista de obra. Tuvo a su cargo el diseño y construcción de asientos en los carros del Metro y tiempo después lo llamó el ingeniero Vidal, Director de la Planta constructora del ferrocarril. “Estás haciendo los asientos del Metro y veo la basara del molde de la cabina. Necesito la cabina”. A Agustín se le puso la carne de gallina y le contestó que estaba a sus órdenes. 
Recuerda que investigó el tiempo que se habían tomado los franceses en hacer esos moldes y aquellos pedían tres años para entregarlos. El ingeniero Vidal le exigió que la tuviera lista en tres meses y Agustín cumplió al entregar los moldes a tiempo.
El material que usaba es un componente de resina estructurada con fibra de vidrio, que ahora lleva ese nombre. Cuenta que él trabajaba para la “Constructora de carros de Ferrocarril”, la que aún se encargaba de construir el Metro. Arguye que dicha fábrica le construye vagones de carga para algunas compañías de Estados Unidos de una calidad inigualable.
México empezó a importar los componentes de Francia y de Japón, continuó, y poco a poco fue construyendo esos componentes con materiales y tecnología mexicana, llegando a cubrir el 68 por ciento de los vagones del metro.
Agustín Olvera terminó un Diplomado en Dirección de Empresas en el Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresas. Al regresar a Cuernavaca, a mitad de sexenio de Sergio Estrada Cajigal, en 2010 Salvador Sandoval ganó la diputación local por el primer distrito electoral del Estado de Morelos. Invitó a Agustín a su campaña y se lo llevó al Congreso, donde Agustín trabajó de Secretario Técnico de la Comisión de Asuntos de Seguridad Pública.
Con el Gobernador Marco Adame fue nombrado subdirector del Consejo Estatal de Seguridad Pública, siendo Salvador Sandoval el Secretario, quien tomó el cargo de Secretario de la Comisión Estatal de Mejoras Regulatorias con Agustín como subsecretario. 
Menciona a Salvador Sandoval con mucho afecto, de cuando era un destacado diputado, quien atendió a más de tres mil personas y junto con Agustín, realizaron más de 900 gestorías. Muchas veces consiguieron materiales para la construcción de sus casas, llevaban láminas, madera, pintura, tinacos, medicamentos que donaban los laboratorios que iban a visitar a CIVAC, los que llevaban a las colonias más apartadas del Primer Distrito.
Hoy en día trabaja por su cuenta como gestor ante la Secretaría de Desarrollo Sustentable del Municipio de Cuernavaca, tramitando, planos catastrales, alineamientos y números oficiales, licencias para uso de suelo de construcciones particulares.
Agustín Olvera vive con su familia en la colonia Chipitlán, en cuya casa lleva 25 años de habitarla. Ahí mismo tiene su despacho de arquitecto y de gestor. Es un gran lector y le fascina el futbol americano. “La televisión sólo la veo cuando llega la hora de las noticias,  porque la verdad, la programación en la tele, está plagada de idioteces y existe más publicidad en los programas noticiosos que en los mismos comentarios”, nos dice fastidiado. 
Le gusta hablar de los temas que le apasionan, como de la política nacional e internacional y de la Historia de México y de los problemas actuales por los que pasa nuestro País, pero calmadamente, sin peleas ni apasionamientos, sino dialogando.
Se reúne continuamente con sus amigos para recordar viejos tiempos, como con: Carlos Terrazas, Enrique Pérez Sancho, Rodolfo de la Cueva, Pablo Vargas y otros más. De la misma forma se junta con otro grupo para comer una vez al mes o ir a tomar un café, hablar de libros y de las experiencias de la juventud, como con su gran amigo Germán Marín y el resto de “la palomilla”.
Hombre de trabajo, asiduo lector, conocedor de la política mundial, gran platicador, Agustín Raúl Olvera Reibal es un magnifico padre de familia y un gran amigo, reconocido por la sociedad cuernavacense como un respetado ciudadano. 

Por: Rafael Benabib / rafaelbenabib@hotmail.com

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