Después de la fallida reforma a la Ley Orgánica de la Fiscalía General del Estado (FGE), con la que el Congreso daría más poder el fiscal Uriel Carmona Gándara, éste se reunió ayer en privado con los integrantes del G-15, en instalaciones de la sede legislativa.
La improvisada visita no pasó desapercibida, pero a su término, tanto el fiscal, como los legisladores con los que se encontró, abandonaron las oficinas inmediatamente y en su retirada evitaron hablar con los representantes de los medios de comunicación.
No obstante, se presumió que el motivo de la reunión fue el resultado que tuvo el pasado martes la votación del dictamen de las observaciones al decreto que contenía la mega reforma a la FGE, que involucraba la creación de nuevas fiscalías especializadas, las cuales garantizaban más recursos económicos y, supuestamente también espacios para los amigos y allegados de los mismos legisladores.
Se sostuvo que la iniciativa de reforma también “cumplía” con una armonización del ordenamiento, incluso, ordenada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
“Seguramente vieron el control de daños”, comentó un asesor, después de que, la inasistencia del coordinador del Grupo Parlamentario de Movimiento Ciudadano, Julio César Solís Serrano, y la traición de la morenista Macrina Vallejo Bello al G-15, provocó que la votación del dictamen no alcanzara la mayoría calificada y las aspiraciones de todos los interesados se derrumbaran.
Uriel Carmona declinó hacer declaraciones, ni del motivo de su visita, ni de los operativos que la Fiscalía Anticorrupción lleva a cabo en las instalaciones de la FGE, relacionados con la pérdida de expedientes que presuntamente lo incriminaban en el delito de tortura. Su gesto era de molestia.
Arropado por algunos de los diputados con los que se encontró bajó al estacionamiento por las escalaras, donde ya lo aguardaba el chofer, con la camioneta lista para abordar.
A su paso, se cruzó con Arturo Loza Flores, asesor del diputado Alberto Sánchez Ortega, y uno de los candidatos a una magistratura que han sido duramente cuestionados e impugnados por la sociedad, quien lo despidió con una palmadita en la espalda.
ANTONIETA SÁNCHEZ / antonieta.sanchez@diariodemorelos.com