En el marco del Mes de la Concientización sobre la Salud Mental, en una entrevista reveladora que Grupo Diario de Morelos realizó a la psicóloga Bremya Jahen sobre la salud mental como derecho, ella invita a reflexionar sobre la realidad incómoda, pero urgente y a menudo ignorada en México sobre la salud mental.
A pesar de los avances y la creciente visibilidad del tema, el acceso a una atención psicológica adecuada sigue siendo un lujo inalcanzable para muchos. En teoría, todos deberíamos tener derecho a cuidar de nuestra salud mental. En la práctica, esto está lejos de ser una realidad. El simple hecho de asistir a terapia ya representa un obstáculo para muchas personas.
“Acceder al proceso terapéutico puede considerarse un privilegio desde diferentes focos: económico, geográfico y social”, señala la especialista.
No es lo mismo vivir en una ciudad con múltiples opciones de psicólogos y clínicas que en una comunidad rural donde el único centro de salud apenas cubre necesidades médicas básicas. Incluso en hospitales públicos de grandes urbes, la atención psicológica suele ser limitada, saturada y con tiempos de espera que pueden extenderse.
La salud mental no solo se trata de ir a terapia, implica tener el tiempo, el espacio y los recursos para reconocer que algo no está bien. Esta dura verdad resalta cómo la desigualdad económica y social se traduce directamente en una disparidad en el bienestar mental.
Todavía es un tabú hablar de esos temas, lo vemos hasta en redes sociales, en videos de broma.”
Valeria
La psicóloga Bremya Jahen enfatiza: “La salud mental, al ser tan invisible, creo que sí tiene un rezago importante”. El problema es que, en una sociedad donde todo debe ser productivo, sentirse mal emocionalmente sigue viéndose como un lujo que pocos pueden darse. “Ponte a hacer algo y se te quita”, es una de las frases más comunes y dañinas que perpetúan el estigma, silenciando el sufrimiento emocional y reduciéndolo a un problema de “falta de voluntad”.
La profesional de la salud mental explica claramente la percepción de que “solamente los locos van a terapia”, es un arraigado prejuicio generacional. “Cuando identificamos que es algo repetitivo es también tener en cuenta que es romper un patrón”. Sin embargo, esto puede generar resistencia en el entorno, donde el cambio es visto con desconfianza.
ESTIGMA
A pesar de que se ha avanzado en la visibilización del tema, el estigma alrededor de la salud mental sigue siendo enorme. “En nuestra sociedad se ve como si fueras débil, como si no tuvieras nada que hacer”, comparte Valeria, quien ha intentado buscar ayuda luchando con estas barreras. Las consecuencias van más allá del individuo, “el tema de violencia en México no está tan alejado de la salud mental de nuestros padres y de cómo nos educaron”.
Cuidar nuestra salud mental no debería ser un lujo, pero en muchos casos, lo es, reconocerlo es el primer paso para cambiarlo. Como sociedad, tenemos la responsabilidad de exigir mejores condiciones, pero también de construir entornos más empáticos, accesibles y humanos.
Nota: Nayelli Ortega
Entrevista: Briss Torres
Fotos: Adrián Obispo
