Jorge Alberto Aparicio Millan, investigador del Centro INAH Morelos, ha revelado en el suplemento cultural “El Tlacuache” una serie de sitios zapatistas situados en el municipio de Tlaltizapán que aún son recordados por los habitantes locales. Estos lugares están vinculados tanto al movimiento zapatista como a la revolución agraria.

Uno de los sitios destacados en su investigación es El Puente Colorado, en el pueblo de Huatecalco, en el perímetro del ejido de Pueblo Nuevo, cerca de los campos agrícolas conocidos como La Ventura. Según relatos de la comunidad, su nombre proviene de un enfrentamiento zapatista que tuvo lugar en ese sitio.

“La memoria colectiva nos cuenta que el nombre del sitio se debe a la indumentaria colorada de los soldados gubernamentales y al derramamiento de sangre que ocurrió, aunque no se tiene una fecha precisa del combate”, explica el investigador. “Sin embargo, existen registros de dos enfrentamientos durante el régimen Huertista que podrían estar relacionados con lo que la tradición oral recuerda como la batalla del Puente Colorado”.

CERRO DE SANTAMARÍA

Otro lugar significativo es el Cerro Santa María, que funcionó como refugio y base tanto para la población civil como para los rebeldes zapatistas. La profesora Margarita Alvear comparte detalles sobre la experiencia de sus familiares en el movimiento armado, incluyendo cómo se refugiaron en el cerro Santa María y las estrategias que algunas mujeres emplearon para evitar ser capturadas tanto por los zapatistas como por las fuerzas gubernamentales.

“El cerro Santa María no solo ofrecía refugio a los civiles, sino que también servía como base para los rebeldes zapatistas y sus operaciones militares. Gil Muñoz y Pioquinto Galis establecieron su campamento allí debido a las ventajas geográficas que les proporcionaba un control visual sobre los movimientos del gobierno”.

LOS COLGADOS

El tercer lugar destacado es el sitio conocido como “Los Colgados”, donde fue ejecutado el profesor Otilio Montaño. Actualmente, este paraje se encuentra dentro de una colonia de la comunidad de Huatecalco, al oeste de la cabecera municipal de Tlaltizapán, dividida por el río Dulce.

“El juicio contra Otilio Montaño comenzó el 15 de mayo de 1917 y concluyó en la madrugada del día 18, cuando fue declarado culpable por el tribunal”, narra el investigador. “Ese mismo día, 18 de mayo, fue ejecutado por un pelotón de fusilamiento en Tlaltizapán. Se sabe que su cuerpo fue colgado en una parte del camino de Huatecalco a Jojutla al anochecer, para ser exhibido públicamente”.

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