La noticia cayó como un balde de agua fría: “Lionel Messi se quiere ir del Barcelona”. Nadie podía creer que después de casi 20 años que su padre había firmado en una servilleta el contrato que ligaba a la “Pulga” con el club blaugrana, el bello romance llegara a su fin. 

El problema fue que “Lio”, haciendo honor a su nombre, se fue adueñando, en toda la extensión de la palabra” del equipo. De a poco, le fueron cumpliendo todos y cada uno de sus caprichos, incluida la cláusula respecto a que, terminando la última temporada, si así lo deseaba, se podría marchar del club, sin que para ello mediara cantidad de dinero alguna. 

El Bayern Munich le hizo muchísimo daño al Barcelona, porque no solamente los humilló al derrotarlos ocho goles por dos; sino que, “los puso a parir chayotes”, cimbrado hasta los cimientos del cuadro catalán. 

Corrieron al Técnico, trajeron a Ronald Koeman, quien a su vez hizo el trabajo sucio de despedir a Luis Suarez y al parecer fue la gota que derramó el vaso. Ahora el presidente Josep María Bartomeu ofrece dimitir si la Pulga se queda … (La Rosa de Guadalupe). 

En mi opinión, Messi se equivocó, no supo manejar la situación, quedando en una posición muy vulnerable. A estas alturas, se vaya o se quede, será criticado. Pero miren ustedes que solicitar que termine su relación laboral con “el equipo de sus amores” mediante un burofax (plataforma para enviar documentos y notificaciones a través de un correo electrónico certificado que tiene efectos legales) me parece: frío, tonto, impersonal, poco serio, falto de respeto, absurdo y hasta ingrato. 

De hecho, Messi se puede ir cuando quiera y a donde él lo desee. El contrato especifica que “en caso de que existiera una diferencia, se resolvería en los tribunales ordinarios”, de modo que FIFA y UEFA no tienen vela en el entierro, salvo, otorgarle un permiso provisional para jugar mientras dura el litigio. Es más, hay quien se atreve a afirmar que: “ya está todo cocinado”. 

“Haiga sido como haiga sido”, Messi se va: chantajeando, haciendo berrinche, traicionando, en lo oscurito, como un mercenario, sin dar la cara, goleado, sin público en el graderío, lejos del Nou Camp. 

Aunque nadie podrá cambiar la historia, la gloria y grandeza que construyó en derredor de los blaugranas … quién iba a pensar que, el considerado por muchos “mejor futbolista del mundo” terminaría marchándose: “con la frente marchita” y … por la puerta de atrás. 

Por Eduardo Brizio / ebrizio@hotmail.com

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