Durante la segunda mitad del S.XX se crearon varias máquinas voladoras que le daban a sus compradores la capacidad de elevarse de manera independiente. Todas ellas muy competentes.

Las máquinas voladoras liberan la adrenalina de aventureros ávidos porque permiten al ser humano desplazarse por el aire de forma independiente. La máquina se suspende en el aire propulsada por cinco motores que van ajustadas al cuerpo mediante un complejo sistema de correas para mayor seguridad.

La “JB11 de JetPack Aviation”, creado por la compañía británca Gravity Industries, integra dos propulsores en cada brazo uno en la espalda capaces de ascender a 3.000 metros de altura, ”el ser humano no sería capaz de respirar por encima de esa atmósfera sin un tanque de oxígeno,una vez en el cielo alcanza una velocidad de 65 km / h” explicó el diseñador.

Para poder conducirlas su propietario tendrá que asistir a un curso especializado, obtener un permiso especial y atenerse al reglamento del espacio aéreo correspondiente. Saldrá al mercado  apróximamente por  8, 408,00 pesos 

Rohit Jaggi, periodista de “Financial Times”, tuvo la oportunidad de volar inmerso en el dispositivo. En su reportaje narra que en cuanto sintió el rugir de los motores alrededor de su cuerpo tuvo que ejercer fuerza con sus brazos hacia el suelo para que la máquina lo propulsara. “Una vez estaba en el aire nada me detenía”. Describe la sensación como “una extraña tormenta de meditación atronadora”.

Le costó acostumbrarse al ritmo de los giros porque tenía que apuntar con las extremidades hacia el lado opuesto, lo que le resultaba “contraintuitivo”. 

 La compañía “Gravity Industries” apuesta por los motores de hidrógeno mencionó que se debe a  sus bajísimos niveles de contaminación ambiental. El corset de la máquina  está fabricado en fibra de carbono y los trajes se hacen a medida del comprador ajustando en ellos los avances más certeros  en tecnología aeronáutica. Consigue más autonomía volando que sus predecesores y está causando mucha expectación para el uso militar. En la  página web la compañia oculta el precio del producto bajo un “a consultar”. 

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