MÁS POR sentido común que por ciencia, acá se puso en duda el regreso a clases para el 1 de junio, anunciado por el secretario federal de Educación, Esteban Moctezuma, en las ansias de ver superada la crisis. ¿Qué motivó aventurar esa fecha? Allá él y presidente Andrés Manuel López Obrador lo sabrán, pero a falta de luz tiene sentido la idea de que tuvo motores político-económicos, que la realidad los echa abajo. Felizmente a 11 días de aquel anuncio ya hay una reconsideración en voz del funcionario, a la que es muy probable deberá seguir el cambio de fecha, porque el nuevo coronavirus no tiene palabra para irse.

TAN NO tiene palabra el COVID-19, que su punto cumbre fue señalado para el reciente miércoles 6, luego cambió a ayer viernes 8 y ahora se estima que vendría el 20 de este mismo mes o tal vez hasta más adelante. Luego entonces, sigue resultando aventurada la intención del pronto regreso a clases y, en general, otras actividades que aún esenciales abren la puerta a más contagios y, eventualmente, un rebrote mayor. Animan videos como de aquellos escolapios japoneses de vuelta en los salones, previa sanitización “profunda” desde la entrada a la escuela; pero, por en estos valles, cerros y barrancas tlahuicas, como que aún no.

POR CIERTO, tan sólo de ver un ‘video-meme’ sobre las que pasan los profesores en las clases remotas vía streaming, en verdad que salta natural la duda de si en esa modalidad hay cabal aprovechamiento. No porque el “tren(d) del ma(e)me” sea la neta del planeta, pero sí es un asomo con­firmado por apenas dos allegados que cumplen con la sagrada misión de educar, pero de que la están sufriendo, que ni qué… Como sea, el regreso a la escuela “in situ” está en el aire por parte de las autoridades del sector y, más aún, por la descon­fianza que desde ya muestran los llamados paterfamilias de llevar a los chicos a las aulas. RESTA APUNTAR que incierto el regreso a clases, la ­finalización del curso 2019-20 sigue en pie por ahí del 6 de julio, por lo que quedan pocos días de recuperación y tendrá que asumirse que no había de otra. Sea.

 

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