LOS PRONÓSTICOS climatológicos de weather-atlas y meteorored señalan que septiembre próximo tendrá entre 22 y 25 días de lluvias: “… México va a estar increíblemente mojado”. Ojalá valga en el campo.
En donde no está claro que pueda valer es en el terreno de la educación y la salud, porque el gobierno federal dictó que las clases serán presenciales “llueva, truene o relampaguee” desde el 30 de agosto.
Más allá de los aspectos climatológico y educativo, incluso político, el lance suena audaz y hasta aventurado a casi un mes de ello con una tendencia ascendente en la incidencia de casos de contagio de COVID.
EL TEMA del regreso presencial de alumnos a los salones de clases es muy complejo, porque siguiendo la eufemística figura discursiva de lluvia, truenos y relámpagos, alguien puede salir mojado o achicharrado.
En el hipotético caso de que el estudiantado vuelva a las escuelas desde el inicio del ciclo 2021-2022, cabe la probabilidad de contagio de los escolapios, también de profesores y administrativos, y luego en el hogar.
De no cumplirse el lance del gobierno federal, las repercusiones para todos quienes forman la cadena económica en torno a la educación serán de proporciones mayores, por la de por sí prolongada contracción.
LA COSA de los vientos, los aguaceros y los rayos, no está en la mano del gobernante, ni del gobernado; lo de la pandemia sí, en la medida que uno y otro hagan lo correcto para reprimir al desgraciado bicharraco.
Aquí no cabe la política más que la salud en primerísimo lugar, luego van la educación y la economía. Urge dejar lejos, tanto como sea posible, los tintes de confrontación, que se ha acentuado en México.
Por tanto, antes de la consumación del “llueva, truene o relampaguee”, como una apuesta en el juego de las vencidas, se antoja primero la búsqueda de puntos de coincidencia y luego superar los divergentes.
TODAVÍA FALTA que corra mucha agua por las barrancas, antes del regreso a los salones, en lo que ahí sí deberá evitarse la tormenta perfecta que a la postre empape a la salud, la educación y la economía.
Por E. Zapata / opinion@diariodemorelos.com
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