AHORA QUE empiezan a volver a su funcionamiento los centros de verificación de emisión de contaminantes en automotores, mejor conocidos como verificentros, saltan algunas dudas a su respecto.

 

Prácticamente para ningún dueño o usuario de vehículos debe ser un secreto que el proceso de verificación ha sido accidentado a lo largo de al menos la última década, con trampas, demora y cortes en el servicio.

 

Apretado además por el esquema de la Megalópolis que nunca ha podido cuajar la uniformidad en criterios y operación para lo que se refiere a la verificación, el servicio se ha visto interrumpido a menudo.

 

EN MEDIO del rumbo de las medidas sanitarias de prevención por la pandemia, que nos pueden volver a marcar semáforo en rojo, ya toca verificar los autos, pero se desconoce cuántos verificentros operarán.

 

Toma relevancia el planteamiento porque la demanda de atención ha sido alta y la oferta de la misma ha sido menor, en mucho porque de unos 50 centros que se llegaron a tener de pronto ya solo eran cinco.

 

Hasta donde nos quedamos antes de la pandemia, había acaso una docena de verificentros autorizados para funcionar, pero también se volvió confusa la situación por las intervenciones de Profepa y Propaem.

 

NO HACE mucho, en marzo reciente, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente informó que había traído en la mira 3 años a los verificentros de Morelos por incumplir las obligaciones ambientales.

 

Dos de esos sitios recibieron multas por más de un millón de pesos ¿y luego? Requerida la institución federal sobre el particular, optó por “clasificar” la información, es decir ocultar lo que de suyo es público.

 

La Procuraduría de Protección al Ambiente estatal no asoma en estos días para detallar si ya se recuperó la media docena castigada, si ya se cumplieron los requisitos y si vuelven a dar servicio o siguen atorados.

 

EN FIN que vuelve la verificación con cierto grado de opacidad o, al menos, insuficiente información de lo que se espera de los mismos, como el cumplimiento de las NOM y su acreditación oficial respectiva.

Por E. Zapata / opinion@diariodemorelos.com / Twitter: @ezapata1

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