DICEN, los que dicen que saben, que “Doña Justicia” está en serios aprietos en estos tiempos, porque a menudo parece favorecer más a los presuntos delincuentes que a sus víctimas. No andan muy errados.
Más de dos-tres ciudadanos se dan de topes porque tardan más los maleantes en cometer sus fechorías y ser detenidos, que el tiempo en que son liberados bajo cualquier argumento que a menudo no es claro.
Es ahí donde “Don Debido Proceso” ha ganado protagonismo y ha servido para beneficiar a gente que hasta pudo ser detenida en clara flagrancia, pero que por –digamos- errores técnicos consigue su libertad.
PARA no ir muy atrás en el calendario, ni más allá de nuestras fronteras tlahuicas, ahí tienen la vergüenza que ha de ser para cultores del Derecho cuando se habla de la lucha contra las “pensiones doradas”.
Algunos de los diputados en funciones se llenaron la boca diciendo que irían contra los abusos de sus antecesores en el Congreso, pero en estos días están parchando las acciones o se les empiezan a debilitar.
“Doña Justicia”, se sabe, es garantista, privilegia la añeja teoría jurídica de que el estado por naturaleza abusa, por lo que se le debe oponer un sistema de garantías y límites, en especial sobre derechos humanos.
LUEGO del “chorazo” líneas arriba, en algo más terrenal ahí tienen que gandalladas como el remate del parque vehicular del Congreso y las pensiones tramposas tienen las garantías de, otra vez, “Doña Justicia”.
Las acusaciones caminan a ritmo de tortuga reumática y hay serias dudas de su fortaleza ante la necesidad de castigar a quienes usaron papeles presumiblemente falsos para sustentar negocios y jubilaciones.
Son tan endebles éstos y otros casos, que hasta parecería que no es que sean tontos quienes procesan las demandas, así como las investigaciones, sino que deliberadamente lo hacen mal para favorecer a los mañosos.
ASÍ, hoy mucho de eso toma forma de vulgar pantomima, entre “Doña Justicia” lerda, “Don Debido Proceso” como dios intocable y la probable perversidad de quienes se supone están cultivando el imperio de la ley.
Por E. Zapata / opinion@diariodemorelos.com / Twitter: @ezapata1
