Quienes solicitaron la revocación es el mismo presidente con sus simpatizantes y huestes, y la consiguieron con sus propias firmas, con todo y que el 25% resultaron falsas. Y ahora ellos mismos piden ir a votar la consulta revocatoria que supuestamente es para quitar al presidente. Pero al INE le recorta recursos, y el presidente le reclama que no habrá casillas suficientes, y lo acusa de malos manejos y corrupción, algo inaudito cuando este organismo es el que le dio el triunfo oficial para sentarlo en la silla presidencial. Lo que sucede es que también quiere tomar el control total de este cuerpo colegiado para tenerlo de su lado con miras a su reelección o dejar a un heredero, lo que es ya una dictadura de facto.  

Se suma que el proceso está plagado de descaradas violaciones a la veda electoral por secretarios, gobernadores y funcionarios, promoviendo la participación para darle continuidad al presidente, como el propio secretario de gobernación quien debe ser el más conciliador y no otro provocador, gastando todos ellos 2,000 millones en publicidad para promover la consulta a favor de que el presidente siga en funciones cuando no la requiere, publicidad que el INE ordenó quitar pero el gobierno lo ignoró; más un gasto de 3,300 millones del propio INE para una consulta innecesaria. 

Debemos tomar en cuenta que esta, NO es una elección tradicional, esta es una CONSULTA y tiene sus propias reglas, que si vas a votar, ya sea a favor, o ya sea en contra, o incluso si vas y anulas tu voto, todos suman para tratar llegar al 40% que equivale a 37.4 millones que se requieren para que sea vinculante o válida para efectos legales, si no se alcanza ese porcentaje no tendrá ninguna validez legal. Luego entonces quienes están en desacuerdo con este gobierno lo mejor que pueden hacer mañana domingo, es QUEDARSE EN CASA para no aumentar el número de votos que pudieran hacer válida la consulta a favor de la continuidad, porque aunque hay mucho descontento, Morena tendrá millones de acarreados y tiene miles de millones de pesos de publicidad dirigida a sus huestes y población en general, y no hay contrapeso alguno, lo único que harán quienes corran a votar aun en contra, es engordarle el caldo a Obrador. Aun votando en contra, es ayudarle a llegar al 40% requerido para que la consulta tenga validez, y lo más seguro es que en esta consulta tenga más votos a favor de que siga en su puesto. Aunque de ninguna manera va a obtener ese 40%, tampoco los 30 millones que obtuvo en 2018, y denotará su declive. Difícil es que llegue a los 16.7 de la elección intermedia pasada (menos de la mitad requerida). La consulta para juzgar a los ex presidentes también fue mañosa y solo acudieron 6 millones.    

Si los que están contra AMLO no votaran; los morenistas tendrían que lograr 37.4 millones de votos, es decir el 40% del padrón para que sea vinculante y valida esa consulta. Cifra imposible de lograr aún con acarreados. En otro escenario, si se alcanzara esa cantidad sumando todos los votos aun los cancelados, tendría que ser una mayoría en su contra para quitarlo del poder, lo que de ninguna manera es posible, sino al contrario. Acaso no se entiende que por eso el presidente es el mayor promotor de la “democrática” consulta revocatoria. Revocación democrática, seria, si no fuera usada como una mañosa trampa de ratificación para incrédulos.   

Este proceso acarrea inestabilidad política y divisionismo y será heredado a los próximos sexenios porque a los tres años de cada presidente habrá quienes por interesas políticos promuevan sacar al gobernante en turno. La revocación es un tema populista y engañoso que realmente es usada para ratificar al presidente como sucede en Venezuela, Nicaragua y Bolivia, es engaña-incrédulos y toma de las greñas al que ignora. 

Lo mejor sería acortar el mandato presidencial a cuatro años, solo así se dará certeza política y económica a ese periodo, sin revocación y sin riesgo de que a los tres años corran al presidente en turno y convulsione al país dividiéndolo como ahora se hace. 

Obrador ya no las tiene del todo suyas, ya perdió poder, la Suprema Corte, no aceptó la ampliación del periodo de su presidente impulsada por Obrador con miras a ampliar su propio mandato, lo mismo intentó con el gobernador de Baja California y tampoco lo logró. Este pasado lunes 4 de abril la misma SCJN, anuló la prohibición de Obrador de que los altos funcionarios federales no podían laborar en empresas privadas durante los 10 años siguientes a su encargo en el sector público, lo que la Corte consideró excesivo. Su reforma al sector salud con el INSABI, ha fracasado rotundamente y la ha tenido que cancelar.  

Lo que sucede es que los dirigentes y líderes de opinión opositores no se pusieron de acuerdo para influir en votar en contra o no votar, ambas opciones tendrían posibilidad pero en unión de criterios, y no fue así, lo que denota falta de unidad en este proceso que conviniera aprovecharse para las elecciones del ’24, y esta falta de unidad favorece al presidente, por tanto y por ahora, no hay manera de revocar su mandato.

En estas circunstancias para quienes no están de acuerdo con este gobierno, lo congruente es NO ASISTIR A LAS CASILLAS para que la participación no alcance el 40% del padrón electoral. 

De todos modos Obrador saldrá en la mañanera del lunes “a cacarear su triunfo”, sin validez alguna.

También un 10 de abril, le tendieron una engañosa trampa a Emiliano Zapata para aliársele, resultó traicionado y asesinado. 

¡Hasta la próxima!

Por: Carlos Lavín Figueroa / carlos_lavin_mx@yahoo.com.mx

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