En un giro que desafía la narrativa tradicional del éxito laboral, los millennials están apostando por un estilo de vida que prioriza la salud, el bienestar y el tiempo personal por encima de altos salarios y posiciones jerárquicas. Según un estudio realizado por Ford en 2024 —basado en entrevistas a más de 16,000 trabajadores en 16 países— el 55% de los millennials se mostraría dispuesto a renunciar al 20% de su sueldo si esto les garantiza un mejor balance entre su vida profesional y personal.
Un cambio generacional en las prioridades
Los datos del estudio ponen de manifiesto diferencias notables entre generaciones. Mientras que el 55% de los millennials optaría por sacrificar parte de sus ingresos para disfrutar de más tiempo libre, la disposición es considerablemente menor en otros grupos etarios: solo el 43% de la generación X y un 33% de los baby boomers estarían dispuestos a aceptar una reducción salarial con tal de mejorar su calidad de vida. Incluso la generación Z, a pesar de percibir sueldos generalmente más bajos, muestra poco interés en renunciar a sus ingresos actuales para alcanzar este equilibrio.
La situación es aún más compleja cuando se observan otros factores que inciden en estas decisiones. En países con leyes laborales más estrictas, como Francia, apenas el 46% de los millennials considera que vale la pena sacrificar una parte de su salario a cambio de más tiempo para ellos y sus familias. Así, la decisión no depende únicamente de la edad, sino también de las circunstancias económicas y sociales de cada región.
Factores económicos y sociales en juego
Expertos del ámbito del reclutamiento señalan que la elección de aceptar menores ingresos está fuertemente condicionada por el contexto económico individual y global. Lewis Maleh, director de una agencia de reclutamiento, comenta a Fortune:
“La decisión de aceptar un salario menor depende en gran medida de las circunstancias financieras personales y del contexto económico general.”
Por su parte, Saira Demmer, directora ejecutiva de SF Recruitment, atribuye este cambio de prioridades a la crisis de la vivienda. Explica:
“Para los empleados más jóvenes, que no ven un vínculo tan estrecho entre la carrera profesional y su capacidad de acceder al mercado inmobiliario como lo veían las generaciones anteriores, la presión simplemente no vale la pena.”
Esta perspectiva subraya que, para muchos millennials, el tradicional “sueño americano” de trabajo duro y grandes salarios ya no resulta atractivo si se debe pagar un alto precio en términos de calidad de vida.
Nuevas prioridades laborales en un mundo cambiante
El estudio de Ford también evidencia que el deseo de lograr un equilibrio entre la vida personal y profesional está influenciado por los cambios en el entorno laboral y social. Entre las principales inquietudes de los millennials se encuentran el cambio climático y la irrupción de la inteligencia artificial, factores que generan incertidumbre sobre el futuro y llevan a esta generación a reevaluar sus objetivos profesionales.
Más de tres de cada cuatro encuestados prefieren finalizar su jornada laboral a tiempo, rechazando la idea de sacrificar sus horas personales para impresionar a sus jefes. En línea con esta tendencia, una investigación reciente de Visier destaca que entre el 58% y el 67% de los jóvenes estadounidenses valora más disponer de tiempo para amigos, familiares y aficiones. En contraste, únicamente el 37% aspira a ocupar el puesto de director general de una empresa. Este fenómeno, denominado quiet ambition, redefine el concepto de ambición, alejándolo del estrés y la sobreexigencia para abrazar una visión centrada en el bienestar personal y la salud mental.
El desfase entre expectativas y realidad en el entorno laboral
A pesar de estas claras tendencias, el ambiente laboral en muchas empresas no acompaña esta transformación en las prioridades. El reporte Factor Wellbeing 2024, elaborado por el Instituto de Ciencias de Bienestar Integral de Tecmilenio, revela que solo el 32% de los millennials en México considera que sus empleadores promueven prácticas saludables —como el descanso adecuado, la desconexión digital y una comunicación positiva— en el entorno de trabajo.
Este desajuste entre las expectativas de los trabajadores y las políticas internas de muchas compañías plantea un reto importante para el futuro del empleo. Las organizaciones se ven ante la necesidad de replantear sus modelos de gestión para atraer y retener a una fuerza laboral que, cada vez más, valora el bienestar integral por encima de las recompensas económicas tradicionales.
Conclusión
El panorama laboral está experimentando una transformación profunda. Lejos de perseguir el paradigma del trabajo duro y la ascensión a cargos elevados, los millennials optan por un modelo de vida donde el equilibrio entre la vida personal y profesional es la clave del éxito. Con la mirada puesta en un futuro incierto y motivados por desafíos globales como el cambio climático y la crisis de la vivienda, esta generación redefine lo que significa prosperar en el mundo laboral, marcando una tendencia que, sin duda, tendrá repercusiones en el ámbito empresarial y social en los próximos años.
