Un reciente estudio publicado en Nature Medicine ha encendido las alarmas sobre la acumulación de microplásticos en el cuerpo humano, con el cerebro como uno de los órganos más afectados. La investigación revela que las concentraciones en este órgano pueden ser hasta 30 veces mayores que en el hígado o los riñones.

La exposición a estas partículas es inevitable. Presentes en el aire, el agua y los alimentos, los microplásticos han sido detectados en productos de consumo diario como mariscos, frutas, verduras y sal de mesa. Su presencia en el torrente sanguíneo permite que viajen por el cuerpo y se alojen en diversos órganos, lo que plantea preocupaciones sobre su impacto en la salud neurológica y general.

La producción de plástico se ha duplicado en las últimas dos décadas, con más del 22% terminando en el medio ambiente debido a una mala gestión de residuos. Esto facilita su ingreso en la cadena alimentaria y, en consecuencia, en nuestro organismo.

Aunque aún se investigan los efectos a largo plazo, la presencia de microplásticos en el cerebro sugiere riesgos potenciales para la función cognitiva y el sistema nervioso. Frente a esta amenaza silenciosa, expertos insisten en la urgente necesidad de reducir la producción y el consumo de plásticos, así como mejorar la gestión de desechos para minimizar su impacto en la salud y el medio ambiente.

 

Noviembre  2025  - CDI Morelos

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