Margarito Flores, exlíder de una de las mayores redes de narcotráfico en Chicago, se encuentra ahora del otro lado de la ley, colaborando con fuerzas de seguridad en su lucha contra las organizaciones criminales. En un lujoso baño en Zapopan, México, él y su hermano gemelo Pedro, en su papel de informantes, realizaron una llamada clave a Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, uno de los capos de la droga más conocidos del mundo. La conversación, que fue grabada, se convirtió en prueba fundamental para su captura en 2019.
Los gemelos Flores, responsables de una red de distribución de drogas multimillonaria en Chicago, colaboraron con las autoridades, contribuyendo a desmantelar importantes operaciones de tráfico. Como resultado de su cooperación, ambos fueron liberados en 2020, después de haber sido condenados a 14 años de prisión en 2015.
Hoy, Margarito Flores trabaja con Dynamic Police Training (DPT), una empresa de formación en Illinois, donde comparte su experiencia con agentes y fuerzas de seguridad. Su conocimiento del narcotráfico desde adentro le permite ofrecer una perspectiva única sobre cómo operan los cárteles. Agentes como Clint Thulen, con 30 años de experiencia, destacan la importancia de su visión para el entrenamiento de fuerzas del orden.
Entre 2005 y 2008, Flores y su hermano lideraron una de las operaciones de narcotráfico más grandes de Chicago, vinculada al Cártel de los Beltrán-Leyva y al Cártel de Sinaloa de ‘El Chapo’. La red, que recibía más de mil 500 kilos de cocaína al mes, generó ganancias de hasta 1.800 millones de dólares en tres años. Las pruebas obtenidas de su cooperación fueron esenciales para sentar las bases del caso contra Guzmán.
Durante los seminarios impartidos por DPT, Flores enfatiza la importancia de frenar el flujo de dinero que alimenta a los cárteles. Según sus estimaciones, los cárteles exportan entre 30 y 50 millones de dólares mensuales a México, financiando la corrupción y la violencia.
Uno de los aspectos que más ha llamado la atención de los participantes es cómo Flores y su hermano cambiaban constantemente sus métodos de transporte y comunicación para evadir a las autoridades. Este conocimiento se ha convertido en una herramienta valiosa para mejorar las estrategias de desmantelamiento de las redes de narcotráfico.
Flores, quien comenzó en el narcotráfico a los siete años junto a su padre en el barrio Little Village de Chicago, ha cambiado su vida radicalmente. Hoy, con su experiencia, ayuda a la policía a comprender cómo piensan y operan los narcotraficantes, compartiendo conocimientos que difícilmente se pueden obtener de otra fuente.
Este giro en la vida de Margarito Flores destaca la compleja relación entre la ley y aquellos que, habiendo sido parte del crimen organizado, ahora colaboran para derribar las estructuras que una vez ayudaron a construir.
