CUERNAVACA,  MORELOS.- Esta es una historia bonita, compleja y de forma de vida, de algunos comerciantes del mercado ‘Adolfo López Mateos’, el cual pronto cumplirá 57 años de existencia, para bien de todos los morelenses y claro, todos tienen un relato que contar.  

Manuel Alejandro Delgado Ortega, de 36 años de edad, de profesión médico cirujano y también un exitoso comerciante del ramo del pollo procesado; proveniente del estado de Querétaro, Manuel ha trabajado toda su vida junto con su familia dentro del mercado ALM.

Alejandro forma parte de la cuarta generación de estos vendedores de aves y de otros productos, como el huevo, hamburguesas, nuggets y longaniza de pollo, como dice Manuel Alejandro: “Si no innovamos con diferentes ventas, pereceremos en el olvido, aquí dentro del mercado ALM”.

Agrega: “Mira amigo, nosotros trabajamos en el ramo del pollo desde mi bisabuela, Ángela Hernández, con el primer puesto de pollo, la Olímpica, porque a ella le gustaban las Olimpiadas; luego vino mi abuela, María Elena Ortega y posteriormente mi señora madre Norma Elena Ortega, y ahora yo, con mi propio puesto de pollo, llamado El Faisán, local 591 y 592”.

Recuerda con mucha alegría “y ahora con tristeza, que en los años noventa, eran 11 mercados contra tres tiendas transnacionales en Cuernavaca; hoy, en este año del 2021, por cada mercado hay cerca de doce de estas mismas tiendas transnacionales.

“Pero no por ser minoría nos vamos a echar para atrás, por eso aunque no lo crean cuando compran en un mercado o tianguis, están ayudando a muchas familias morelenses”.

Echado para adelante Alejandro platica: “Con nostalgia, cuando era un niño, recuerdo que antes en los pasillos dentro del mercado no tenían piso eran rampas, pues ese entonces entre unos 15 chavillos y yo, jugábamos aventándonos hacia abajo en unas cajas de plástico.

“Desde arriba, donde están los puestos de dulces y el de las aguas de doña Elvirita, nos lanzábamos por todos los pasillos hasta llegar a donde ahora está el área de carnicerías. Viajábamos a acceso de velocidad a unos 100,  kilómetros por hora”, lanza la carcajada el comerciante del ALM.

“Estos momentos fueron los más hermosos que viví aquí dentro del mercado, es más, aquí en el ALM conocí a mi esposa, se  llama Melina Adilene Magaña, tenemos tres hijos: Ángel Isaac, Alejandro y Valentina Delgado Magaña, de 12, 8 y 7 años de edad”.

Pero volviendo a la que ahora es su esposa, “ella me traía de almorzar, una dama en toda la extensión de la palabra, pues me costó mucho tiempo conquistarla y más aún convencerla de mis buenas intenciones de formar un lindo matrimonio con ella”, vuelve a sonreír, Manuel Alejandro.

“Pero también hemos tenido muchos momentos muy tristes, han partido muchos amigos comerciantes a un mejor mundo; otros han vendido o rentado sus puestos.  Pero algo fuerte fue cuando el incendio que se originó dentro de la nave del ALM, en el año 2010, recuerdo bien que fue el sábado 24 de agosto, aproximadamente eran trágicamente como las 10 y media de la noche.

“Yo había ido a una fiesta con un compadre, cosa rara, porque a mi casi no me gustan las fiestas pero me convencieron, así que allí estaba yo en la fiesta cuando de pronto recibí la terrible llamada y me dijeron, ‘Se está quemando el mercado por dentro y es un verdadero infierno el lugar’. Cuando me acercaba más o menos por El Vergel vi en el cielo un intenso color rojo”, relata.

“Ya en el lugar, te puedo decir que la llamas fácilmente alcanzaron los sesenta metros de altura; era el mismo infierno y devoró todo, perdimos toda nuestro patrimonio comercial, fue muy duro para todos los comerciantes ver que todo nuestro capital y esfuerzo estaban sobre el piso reducidos a cenizas.

“Recuerdo como si fuera ayer, cuando el señor Miguel Ángel Bracamontes Baz, director de un prestigiado periódico, nos sorprendió con su presencia, en uno de los pasillos dentro del mercado; se paró frente a nosotros y nos dijo: ‘Banda, todas las ventas de un día de la edición del periódico será para ayudarlos a ustedes’”, comenta asomando unas lágrimas en los ojos del comerciante.

Recupera postura Alejandro y prosigue con su relato: “Fue algo que lo cambio todo; su postura nos dio de verdad muchísimo ánimo y su ejemplo dio pie a demás gente buena, y de allí vino más ayuda, desde el gobierno y demás dependencias no gubernamentales”.

Señala que “no dejamos de trabajar ni un solo día y esa ocasión nos instalamos sobre los andenes y seguimos adelante, la propuesta fue que las mujeres venderían allí y nosotros los hombres nos organizamos para dejar nuevamente listo los puestos dentro de la nave comercial, para volver a vender nuestros productos”.

También recuerda con mucho coraje que después del incendio, “el entonces director de mercados municipal, Iván Saucedo, nos quería sacar para según él levantar un censo y que tardaría días y a fuerzas lo quería implementar, pero nos revelamos y lo  sacamos a chingadazos, solo recuerdo que nosotros mismos lo hicimos, limpiamos y sacamos todo”.

En esos momentos difíciles “fue cuando nos unimos seriamente como comerciantes y nos dimos cuenta de cuanto queremos y amamos a nuestro mercado, el ‘Adolfo López Mateos’, al cual le debemos tanto y por eso digo con toda la fuerza de dentro de mi corazón que alguno de mis hijos que siga con esta linda tradición familiar y que tengan amor por mi lindo mercado.

“Amigo, ahora esto que nos está pasando en este 2021, son pruebas de Dios pero ya vendrán tiempos mejores y solo me resta desearles a mis amigos comerciantes y los fieles consumidores del ALM un feliz 57 aniversario, este 27 de octubre de 2021 y que Dios nos una más”, concluyó. 

Los del ALM. El sábado 24 de Agosto del año 2010, fue el incendio y perdieron todo, pero renacieron.

De todo. Atender con amabilidad es la misión de Melina y Alejandro, propietarios de la pollería El Faisán.

Por: Luis Flores / luis.flores@diariodemorelos.com

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