Un grave episodio de violencia sacudió a la comunidad educativa de Neuquén, Argentina, el 23 de abril pasado. Una madre, identificada como Yanina, de 33 años, y su hija de 12 años, alumna del Instituto de Formación Docente N° 12, agredieron brutalmente a la directora, Verónica Dadone, de 54 años, dejándola con el rostro desfigurado y lesiones severas. El incidente, ocurrido alrededor de las 13:40, ha generado indignación y preocupación, suspendiendo clases por 48 horas y destacando la vulnerabilidad del personal educativo frente a la violencia.
Detalles del incidente
El ataque tuvo lugar en el IFD N° 12, ubicado en calle Ameghino, cerca de Avenida Argentina, en la capital neuquina. Según reportes, el motivo del conflicto fue una reprimenda escolar dada a la menor por una docente el día anterior. La madre y su hija, a pesar de tener prohibido el ingreso al establecimiento desde el 22 de abril por amenazas previas a docentes durante una reunión, lograron evadir a los guardias de seguridad en la entrada principal y entraron por un acceso alternativo.
Testigos indicaron que las agresoras buscaron confrontar a la docente responsable, pero fueron interceptadas por la directora y otras autoridades, incluyendo la regente y la secretaria. En el enfrentamiento, la directora Verónica Dadone recibió golpes en el rostro, resultando en fractura de tabique nasal, hematomas severos y deformación facial, lo que requirió su internación en el Hospital Heller, donde permaneció en observación. Otras dos autoridades también sufrieron agresiones, aunque con lesiones menos graves.
El video del ataque, que circuló en redes sociales, mostró la brutalidad del incidente, generando indignación en la comunidad y amplificando el debate sobre la seguridad en escuelas.
Consecuencias inmediatas
Tras el incidente, las clases en el IFD N° 12 fueron suspendidas por 48 horas, afectando el normal desarrollo educativo. El personal docente expresó temor, con algunos docentes reacios a revelar sus nombres por miedo a represalias. Según declaraciones, existe preocupación de que las agresoras intenten localizar las direcciones de las víctimas para continuar con los ataques, lo que ha intensificado la sensación de inseguridad.
Sandra Sepúlveda, secretaria de Nivel Medio de ATEN Capital, describió el ataque como "salvaje" y señaló que las víctimas están "aterrorizadas". El sindicato ATEN ha exigido una respuesta urgente al Consejo Provincial de Educación (CPE) para implementar medidas de seguridad en los establecimientos educativos, destacando la necesidad de proteger al personal frente a este tipo de violencia.
Contexto y antecedentes
Este no es un caso aislado. En octubre de 2024, un incidente similar ocurrió en Los Polvorines, donde una docente fue agredida por una madre, también motivado por un conflicto escolar, con video evidencia que generó controversia. Estos episodios reflejan una creciente preocupación por la seguridad del personal educativo en Argentina, especialmente en contextos de tensiones familiares y disciplina escolar.
Enciende debate
El incidente ha encendido el debate sobre la seguridad en las escuelas argentinas, especialmente en un contexto donde las tensiones entre familias y docentes parecen escalar. La falta de medidas efectivas para restringir el acceso a los establecimientos, como se vio en la entrada no autorizada, pone en evidencia la necesidad de protocolos más robustos. Además, el impacto psicológico en las víctimas y el personal docente subraya la urgencia de políticas que protejan a los educadores, quienes enfrentan cada vez más riesgos en su labor diaria.
Las declaraciones de ATEN y la suspensión de clases reflejan la gravedad del caso, mientras que la circulación del video en redes sociales ha amplificado la visibilidad del problema, generando discusiones sobre la responsabilidad familiar y la gestión de conflictos escolares.
El ataque en Neuquén no solo dejó secuelas físicas y emocionales en las víctimas, sino que también expuso una vulnerabilidad sistémica en la seguridad escolar. Las autoridades y la comunidad educativa deben trabajar juntas para prevenir futuros incidentes, asegurando un ambiente seguro para docentes y alumnos. Este caso, junto con antecedentes similares, subraya la necesidad de un enfoque integral para abordar la violencia en las escuelas argentinas.
