Pasaba justo la medianoche del sábado pasado cuando una mujer de 50 años, no identificada, salía de un 7-Eleven ubicado en Cardinal Drive, en el suburbio de Woodbridge, Virginia, caminando por el estacionamiento. Cuando regresó a su automóvil, dos hombres que no conocía se acercaron a ella. Uno blandió una pistola, según un informe del incidente publicado el lunes por el Departamento de Policía del Condado de Prince William,mientras que el otro exigió que entregara su auto.

 

Suena como el escenario de una pesadilla. En un sorprendente giro de acontecimientos, la hija de la mujer, de 22 años, salió por casualidad de la tienda al mismo tiempo que esto ocurría. Sostenía una taza de chocolate caliente yactuó en contra de estos dos ladrones novatos arrojándoles su bebida.

Por extraño que parezca, la defensa del chocolate funcionó. Los hombres huyeron a pie, aparentemente aturdidos por el chocolate hirviente de la tienda de conveniencia. Según los informes, las dos mujeres resultaron ilesas y los sospechosos no pudieron robar ninguna de sus pertenencias, aunque siguen prófugos.

Ni el Departamento de Policía del Condado de Prince William ni 7-Eleven han respondido a la solicitud inmediata de comentarios sobre si han logrado algún avance en la captura de los sospechosos. Tampoco sabemos si alguno de los hombres sufrió quemaduras como resultado del contacto directo del chocolate.

Siempre supimos que el chocolate era un salvavidas, pero esto fue una sorpresa.

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