Existen casos policiales que quedan en la memoria colectiva de un país, ya sea porque son excepcionalmente espectaculares o porque tocan las fibras más sensibles de una sociedad. Tal es el caso de Candy Montgomery que en poco más de un año su historia ha llegado dos veces a la pantalla. La primera es Candy, disponible en Star Plus, mientras que la estrenada en HBO narra el mismo hecho con Elizabeth Olsen.
“Amor y muerte” es un nuevo intento de la industria del entretenimiento por abordar el misterioso crimen de la estadounidense Betty Gore, ocurrido el 13 de junio de 1980 en Wylie, Texas. Aquella tarde, según los reportes policiales, reportajes, libros e inclusive una película, la víctima recibió en su casa a su amiga y vecina Candy Montgomery.
En algún momento de la charla, la primera apareció con un hacha para exigirle explicaciones por el amorío que la segunda tuvo con su esposo, Allan.
Por circunstancias que solo conocen ambas, todo devino en la muerte de Betty por el impacto de 41 hachazos. Aunque suene terriblemente violento, Candy se salvó de una sentencia porque el polígrafo señaló que dijo la verdad cuando afirmó haber actuado en defensa propia.
La narrativa es lineal, pero puede ser dividida en tres etapas: la primera parte se centra en la relación “prohibida», la segunda narra vagamente el hecho y por último se presenta el juicio y las consecuencias emocionales.
La directora tomó un hecho y lo contó de manera natural, cronológica, sin endulzar, sin juicios ni prejuicios. Deja que la historia se desarrolle por sí misma y pone en tela de juicio las costumbres, el sistema social y judicial de la época.
ACTUACIONES IMPECABLES; PRODUCCIÓN ORIGINAL
Se trata de una producción que funciona por el morbo en el que se desarrolló el caso y por las actuaciones de Olsen y Plemons.
Ella, encarnando a una esposa frustrada con ganas de experimentar y él, todo dudas, sudoraciones y nervios, alguien que se metió en un camino que era más sencillo que el que tenía enfrente.
“Amor y muerte” es una historia que deja algo claro, las apariencias, los trucos de juzgado y la pelea por el control de la narración pública son más importantes que los hechos. No es nada sorprendente cientos de producciones han mostrado esa manera de hacer justicia, pero la serie y nuestra reseña de Amor y Muerte vuelve a dejarlo claro.
En algunos casos, quizás esta serie sea uno de esos, no todo se explica con culpables y víctimas, con buenos y malos. Ciertas cosas tienden a ser bastante más complicadas que eso.