Los rumores sobre un sismo de magnitud alta al sur del planeta este año, son falsos, estos fenómenos siguen siendo impredecibles a pesar de los avances en ciencia y tecnología, afirmó Xyoli Pérez Campos, jefa del Servicio Sismológico Nacional (SSN), adscrito al Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM. 

La investigadora explicó que para hacer una predicción es necesario conocer con anticipación tres elementos: lugar, fecha de ocurrencia, así como la magnitud del evento. “En algún momento es factible que ocurra un temblor y que afecte a alguna parte del mundo, pero no se puede ser ambiguo, sino muy preciso respecto a dónde ocurrirá, su magnitud y fecha exacta, y eso no es algo que los sismólogos podamos hacer todavía”.

En la Facultad de Ciencias de la UNAM, donde ofreció la conferencia “Sismos, un fenómeno impredecible”, dentro del ciclo Ciencia desde Ciencias, Pérez Campos indicó que además de los sismógrafos, que miden la magnitud y sitio del evento mientras sucede, los científicos tienen como herramienta a los sistemas de posicionamiento global (GPS), que detectan cuánta energía se liberó. “Acumulamos los datos de la energía liberada y vemos cómo ha ido evolucionando ese ciclo sísmico, que tiene momentos de carga y descarga de energía”.

Estas herramientas pueden inferir la magnitud, pero es una interpretación de datos que ocurre después de que el fenómeno ocurrió, no antes, insistió.

“Hoy en día hay tecnologías de monitoreo y análisis notables por la alta sensibilidad de instrumentos de medición como sismógrafos y GPS, capaces de detectar temblores pequeños. Contamos con muchas estaciones sísmicas en lugares como Guerrero y Oaxaca, y así podemos detectar mucho mejor el evento”. Además, se comienza a usar fibra óptica en el monitoreo, lo que permitirá ver señales que antes no se detectaban.

La ingeniera y doctora en geofísica señaló, “existen varios mitos ligados a la predicción de los sismos, pero son falsos”, se dice que ocurren cuando el cielo está rojo, cuando llueve mucho, en época de sequía o cuando las nubes están aborregadas.

Esto se basa en algunas observaciones hechas en lugares particulares cuando ocurrió un sismo, pero seguramente en otras partes del país, en donde también aconteció el temblor, no se vieron. “No hay relación entre estos fenómenos y un evento sísmico”, subrayó.

Actualmente, los expertos buscan precursores de temblores, pero necesitan cumplirse siempre para considerar seriamente que anteceden a un evento.

No todos los sismos presentan los mismos precursores, ni siquiera si suceden en las mismas regiones o características tectónicas. Además, un precursor con validez científica se confirma una vez ocurrido el evento principal, expuso.

Entre los desarrollos recientes en sismología, que representan nuevas oportunidades para esta disciplina, están los conjuntos masivos de datos, nuevos algoritmos y modelos de máquina “learning”, así como mejoras en las tecnologías de cómputo. También se cuenta con datos científicos de más de 10 años continuos de duración y grandes redes sismológicas con miles de sensores.

Los modos de máquina “learning” incluyen: la automatización del procesamiento de datos a gran escala y tareas especializadas o repetitivas; modeladas de relaciones complejas y descubrimiento de patrones interesantes o inesperados.

Los expertos buscan precursores, pero entre los catálogos normales sólo 50 por ciento de los eventos presentan sismos precursores, y “en el catálogo mejorado con máquina ‘learning’ la cifra aumenta a 72 por ciento”.

Algunos precursores que se han encontrado son la modificación en los niveles freáticos, cambios en la composición química de los acuíferos y anomalías en el contenido total de electrones a nivel de la ionosfera. 

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