En un hecho que ha sacudido a la comunidad musical y a la sociedad mexicana, la fiscalía de Tamaulipas confirmó el asesinato y cremación de los integrantes del Grupo Fugitivo, una banda de música regional mexicana originaria de Reynosa. Según las autoridades, tres de los cinco músicos han sido identificados, mientras la investigación apunta a la participación del Cártel del Golfo. Este caso, ocurrido en un contexto de alta inseguridad, ha generado controversia, especialmente por las dudas expresadas por las familias de las víctimas.
Antecedentes del Grupo Fugitivo
Grupo Fugitivo era una banda emergente que debutó en 2024, enfocada en interpretar corridos tumbados y covers de artistas como Luis R. Conriquez y Fuerza Regida. Con base en Reynosa, la agrupación realizaba presentaciones en eventos sociales y antros locales, ganando popularidad entre el público de la región. Su presencia en redes sociales era notable, con una página de Facebook que acumulaba más de 24 mil seguidores, donde promocionaban sus shows y ofrecían contacto para contrataciones. Su último video en YouTube, publicado en febrero de 2025, reflejaba su actividad reciente antes de la tragedia.
Cronología de la desaparición
El 25 de mayo de 2025, los cinco integrantes —José Francisco Morales Martínez (23), Francisco Javier Vázquez Osorio (20), Livan Edyberto Solís De la Rosa (27), Nemesio Antonio Durán Rodríguez (40) y Víctor Manuel Garza Cervantes (21)— fueron contratados para una presentación privada en la colonia Riberas del Río, Reynosa. Según la fiscalía, fueron contactados por Lino Andrés “V”, alias “Didi”, para el evento. Sin embargo, alrededor de las 20:00 horas, tras su última publicación en redes sociales, perdieron contacto con sus familias. Entre las 22:04 y 22:20 horas, fueron interceptados y secuestrados, según el análisis de cámaras de vigilancia y telefonía. La camioneta GMC negra en la que viajaban fue encontrada abandonada en la colonia La Cañada, sin signos de violencia, pero sin los logotipos de la banda.
Familias y colectivos de búsqueda compartieron fichas en redes sociales, y la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas emitió boletines oficiales. El 27 de mayo, surgieron rumores de localización, pero fueron desmentidos por los familiares, quienes manifestaron su desesperación frente a la Fiscalía General de Justicia de Reynosa.
Hallazgo de los cuerpos y confirmación
El 29 de mayo, las autoridades localizaron los cuerpos en un predio en la colonia Aquiles Serdán, donde fueron incinerados en un horno de ladrillera. Algunos restos fueron encontrados a 300 metros del lugar, según reportes. La fiscalía, en colaboración con el Centro Federal Pericial Forense, realizó análisis de ADN, confirmando la identidad de tres integrantes pero hasta el 24 de junio de 2025. Los detalles exactos de las identificaciones no han sido divulgados públicamente, pero se presume que los músicos fueron asesinados en el mismo sitio.
Investigación en curso: detenidos y fugitivos
La investigación ha avanzado con la detención de 12 personas, incluyendo 10 presuntos miembros de la fracción "Los Metros" del Cártel del Golfo. Entre los detenidos se encuentran Lino Andrés “V” (“Didi”), quien contactó al grupo, y otros identificados como Brayan N. ("Kosmos"), José C. ("El Payaso") y Heriberto C. ("El Burger"). Se han asegurado armas de fuego y dos vehículos, uno de los cuales (un SUV gris) siguió al grupo antes del secuestro. Tres sospechosos permanecen en fuga, y las autoridades ofrecen una recompensa por información que lleve a su captura, según reportes recientes .
La fiscalía ha señalado que el móvil podría estar relacionado con actividades del crimen organizado, específicamente una célula del Cártel del Golfo que opera en la zona, liderada por figuras como Ulises Raga. Sin embargo, no se han proporcionado detalles específicos sobre el motivo exacto, alimentando especulaciones sobre si las canciones interpretadas por el grupo, como corridos que podrían aludir a actividades delictivas, pudieron haber sido un factor.
Reacciones de las familias y controversia
Las familias de las víctimas han expresado profunda desconfianza hacia la versión oficial de las autoridades. A través de transmisiones en vivo en Facebook y declaraciones a medios, han reclamado falta de comunicación directa. Por ejemplo, la madre de Francisco Xavier Vázquez Osorio afirmó: “Quiero saber por qué la Fiscalía del Estado dice que mi hijo está muerto. No saben si es él. No tienen mi ADN. No lo he visto”. Las familias insisten en que no se les notificó antes de los anuncios públicos y exigen pruebas de ADN para confirmar las identidades, lo que ha generado tensiones con las autoridades.
Esta controversia refleja un patrón en casos de desaparición en México, donde la falta de transparencia puede exacerbar el dolor de los deudos. Las familias también han negado cualquier vínculo de los músicos con el crimen organizado, buscando preservar su memoria como artistas locales.
Contexto de inseguridad y riesgos para músicos
Este caso pone en relieve los peligros que enfrentan los músicos de música regional en áreas con alta presencia del crimen organizado, como Tamaulipas. La música, especialmente los corridos tumbados, a menudo narra historias que pueden interpretarse como alusiones a actividades delictivas, lo que puede poner en riesgo a los intérpretes. Ejemplos previos, como el asesinato de otros músicos en regiones conflictivas, han mostrado cómo las bandas pueden convertirse en blanco de grupos criminales, ya sea por rivalidades, extorsión o interpretaciones erróneas de sus letras.
La tragedia del Grupo Fugitivo ha generado una ola de indignación en redes sociales, con hashtags como #JusticiaParaGrupoFugitivo circulando en X y Facebook, y ha llevado a debates sobre la necesidad de proteger a los artistas y combatir la impunidad en estos casos.
Estado actual y perspectivas
Al 24 de junio de 2025, la investigación sigue en curso, con esfuerzos centrados en identificar a los dos integrantes restantes y capturar a los tres fugitives. La fiscalía ha asegurado colaboración con la Guardia Nacional y el Ejército Mexicano, pero las familias continúan exigiendo mayor claridad. Este caso no solo es una tragedia personal para las víctimas y sus seres queridos, sino también un recordatorio de los desafíos de seguridad en México, especialmente para quienes trabajan en la industria cultural.