Parece ser que el líder minero Napoleón Gómez Urrutia, prófugo de México por largo tiempo, ya perdonado e investido de senador gracias a López Obrador, fue quien convenció al presidente, de dar el banderazo a la minera canadiense Esperanza Silver, para explotar una mina de oro y plata a cielo abierto destruyendo el ecosistema de la selva baja de Tetlama Morelos, mina que también usaría el agua de riego quitándosela a los agricultores; que además causaría daños irreversibles a cientos de hectáreas de cultivo de temporal ya de por sí afectadas por el Cambio Climático; a los pescadores por contaminación de las lagunas de Coatetelco y el Rodeo con a sus restaurantes ribereños, su principal fuente de ingresos. Aun así, López Obrador da todo su apoyo a ese proyecto, que ante la negativa de los ciudadanos, fue parado en los dos sexenios anteriores. Además se removerán los vestigios de la extensa zona arqueológica de Xochicalco entre las más importantes de nuestro país, pero Obrador, o no lo sabe, o no le importa.

El gobierno del Estado de Morelos, siendo parte de la 4T, funge como mediador, y debe admitir que la sociedad sea quien avale o no dicho proyecto. Los tetlamenses, los intelectuales, activistas, ecologistas, no quieren otra mina de oro y plata como la de Guadalupe situada en la Sierra de Mezcala en Guerrero, donde en esa, y otras dos minas, se han asentado los carteles de Familia Michoacana y Guerreros Unidos con un ejército de cientos de sicarios pagados que vigilan y extorsionan a la empresa y a sus trabajadores con cuotas quincenales y aguinaldos completos, y para entretenerse, en sus ratos libres, trafican con droga y secuestran, desmiembran y asesinan ganaderos por no pagar rescates, son territorios gobernados por la delincuencia organizada, donde el ahora humillado ejército no se atreve a entrar, o solo esporádicamente anunciándose con anticipación para que los malandros tengan tiempo para ocultarse y guardar las apariencias, a quienes la misma población protege en sus casas a cambio de seguir vivos o ganarse su gracia, donde los asesinatos están al orden del día. Cierto es también que esos cárteles apoyan a viudas, huérfanos y a personas de tercera edad para congraciarse con la población como lo han hecho históricamente en todo el país, pero la inseguridad es tal, que no hay poblador que no tenga por lo menos un arma de alto calibre para su defensa. -Datos proporcionados a quien esto les escribe, por un lugareño, testigo presencial. En Morelos, no queremos que las cosas empeoren con más de eso, ya tenemos bastante y de sobra con un gobierno trivial y omiso.

Esos y otros pueblos indefensos, han pedido al presidente que mande al ejército, su respuesta, ha sido que “el ejército no reprime al pueblo, que los narcos y la delincuencia organizada, también son seres humanos, que no le desea mal a nadie” #MexicoDespierta. Lo que comprueba la absoluta omisión, nunca antes vista por presidente alguno en el tema de seguridad, decisión, que además tiene hartas a las corporaciones policíacas que protestan una y otra vez porque han recibido órdenes de no reprimir ni defenderse.

Ante esas prebendas los delincuentes retan de frente y agreden a policías, a la Guardia Nacional, matan a comandantes del ejército, emboscan a destacamentos completos, se raya en la complicidad, en traición a la Patria violando la Constitución. Por ello, entre otras razones, distintas corporaciones policíacas se niegan a incorporarse a la Guardia Nacional.
Sobre la detención, este jueves pasado de Ovidio, hijo del Chapo, por parte de la GNal y ejército, se dijo oficialmente que “fue casual, que no iban por él, que los militares fueron agredidos y solo lo cercaron”. Una versión presencial asegura que lo apresaron en la calle, lo llevaron a la Fiscalía, donde un grupo de sicarios y aliados del Chapo exigieron su liberación y se armó un fuerte enfrentamiento. En tanto; otros grupos de sicarios llegaron a las viviendas de militares, sometieron y amenazaron con quemar a sus familias, madres junto con sus niños. En otro punto, los sicarios tenían a 40 militares sometidos a los que amenazaban matar. Horas después Obrador dijo que si había una orden de aprehensión, le pegó al avispero como ha dicho de Calderón. Después de cinco horas de caos, con la ciudad violentada, tomada y cercada en sus accesos viales y aeropuerto, con humeantes incendios para crear pánico, Obrador ordenó soltarlo “para pacificar la ciudad”. Más aguantó Sarita en soltar a José José. Los sicarios festejaron la liberación por toda la ciudad con ráfagas de alto poder al aire. Hace pocos años, cuando detuvieron dos veces al Chapo no hubo ninguna acción, ahora la delincuencia saca provecho de la debilidad y de las políticas fallidas del presidente. El estado fallido tiene el bozal y la delincuencia las riendas, se sabe de otros acuerdos.

En días pasados, el Instituto Nacional de Transparencia y Acceso a la Información –INAI- pidió al presidente López Obrador análisis toxicológico y constancia médica y psiquiátrica. Solo que esto debió hacerse desde siempre previo a las candidaturas a la presidencia, agregando examen de confianza, porque no son las instituciones las que han fallado, son los hombres los que no han sabido bien gobernar, como ahora se constata. Así que tampoco son los partidos los culpables de todo, como López Obrador machaca una y otra vez.
Y aquí en Morelos, los muy cuestionados secretarios Ojeda, y Guarneros de seguridad están a un tris de “renunciar”.

P. D. Hasta el otro sábado

Por: Carlos Lavín Figueroa

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