Un día para recordar fue este pasado jueves dos de noviembre, Día de Muertos. Por invitación de María Vinós, asistimos a la presentación de la novela “Bajo el Volcán” de Malcom Lowry que ha sido traducida al español por María, una novela que nos narra de cómo era la Cuernavaca, el estado y aquel México de cuando se escribió.

Con los miembros de la “Fundación Lowry”, recordamos a ese autor durante su primera estancia en Cuernavaca entre 1936 y 1938 cuando escribe la primera y escueta versión de su novela en una casa que ya no existe de la calle Humboldt, y de su posterior estancia en 1945-46 cuando la reescribe su departamento de la casa -ahora Hotel Bajo el Volcán- novela, que sería publicada en el verano del ´47 aun contra los numerosos “peros”, cambios y quitas que le exigían los editores ingleses, lo que Lowry defendió con una carta que ha hecho fama.

La novela empieza así; “Dos cadenas de montañas recorren la república, casi en dirección norte sur, formando entre ambas cierto número de valles y mesetas, en lo alto de esos valles sometida al dominio de dos volcanes a seis mil pies sobre el nivel del mar, se halla la ciudad de Cuauhnáhuac…

Los muros de la ciudad, erigida sobre una colina, son altos, las calles y callejones son tortuosos y abruptos, los caminos serpenteantes que terminan en veradas de cabras, la ciudad posee dieciocho iglesias y cincuenta y siete cantinas, recién estrena un campo de golf, tiene por lo menos cuatrocientas albercas públicas y privadas que se llenan con el agua que baja incesante de las montañas, y muchos grandes y espléndidos hoteles como el Casino de la Selva cuando ya no era casino”

Un dos de noviembre, día de muertos, pero de 1938, que, por cierto, también cayó en jueves, es cuando muere “El Cónsul” -un personaje ficticio

de la novela- este personaje era, el alter ego en el que el mismo Lowry se reflejaba.

Este otro jueves dos de noviembre, rescatando la historia, recorrimos las calles y cantinas que Lowry recorrió en aquellos años, y que todavía recorre su fantasma, como La Universal y las centenarias Danubio que todavía quedan, y La Estrella que cerró en la pandemia, pero también menciona el Charlie´s Bar, el Salón Ofelia, El Farolito, La Sureña, donde conoció a fondo y se aficionó más que nada al mezcal, decía- “… es posible permanecer completamente borracho por unos cuantos pesos, departiendo con amigos, saboreando la deliciosa comida mexicana y conversando a lengua suelta con la simple y llana intención de disfrutar el placer de estar vivos”.

En cada parada de la caminata, los “lowryanos” -como se hacen llamarleyeron fragmentos de la novela alusivos a cada lugar. Finalmente, llegamos a la “Tumba de los espejos” en el panteón de La Leona, donde se leyó lo que Lowry escribió de ese mausoleo.

Escuchar a María Vinós autora de la nueva traducción de esa novela, y a Alberto Rebollo autor del libro “Bajo el embrujo del Volcán” y a todos los intelectuales de la Fundación Lowry, ha sido una experiencia inolvidable. La primera y única traducción al español que existía, la realizó Manuel Ortiz Ortiz hace setenta años. Esta nueva traducción de María, presentada después de siete años de arduo trabajo -y de una consulta con este cronista para un determinado tema- ha sido un trabajo complejo que interpreta y mejora la traducción de la sintaxis, las palabras y las frases de manera más certera al español, haciéndola más accesible de entender para el lector.

Lowry, un aventurero empedernido, que vivía de las libras que le enviaba su rica familia y que aquí le rendirán de sobra para su alcoholismo; nació y se educó en un elegante barrio de Liverpool, Inglaterra. Antes de estudiar literatura en Cambridge, viajó, como marinero raso por el lejano oriente a bordo del SS Pyrrhus. Vivió en una cabaña entre el bosque y el mar en Dollarton, Canadá. Después fijó su residencia en Cuernavaca, donde escribió una de las obras cumbre de la literatura universal, por cierto, más leída en el extranjero que en el propio México. En Cuernavaca escribió otras dos novelas mexicanas “Oscuro como la tumba donde yace mi amigo”, y “La Mordida” donde expone varios contratiempos inverosímiles que le hicieron pasar las autoridades mexicanas, esta última, pronto se publicará por primera vez en español traducida también por María Vinós.

Para terminar el día, se presentaron los dos libros durante una comida en un restaurante francés en el centro de la ciudad. Ahí estaba el crítico y experto en literatura Ángel Cuevas, el expositor de arte Dany Hurpin, la pintora, muralista y grabadora Patricia Salas; la escritora y activista Oralba Castañeda; Félix García; el poeta Jorge Martínez, fue una amena y cultural reunión con treinta intelectuales.

Desde mi punto de vista, además de los méritos literarios, la novela ha sido exitosa y traducida a más de un centenar de idiomas, debido también, a que narra al México surrealista que menciona André Breton, y en México -ya traducida al español- además porque Lowry nos describe y resalta desde su visión y cultura distintas narrando aquello que pasaba desapercibido para nosotros mismos.

Agradezco los libros autografiados por María Vinós y Alberto Rebollo.

¡Hasta la próxima!

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