Son las ocho de la mañana de un día habitual en Cuernavaca. A la altura de la Avenida Palmira tomo el libramiento de la ciudad, que hoy llaman Paso Exprés, nombre que estimula altas velocidades. El tráfico es intenso, me dirijo hacia Paseo Cuauhnáhuac, motos, autos, camiones, tráileres a muy alta velocidad en carriles de baja, y otros a muy baja en carriles de alta, el carril de ingreso y aceleración no está balizado, no hay orden, se dificulta la incorporación, hay que ser diestro, vienen de la autopista desatados, algunos llegan a rebasar los 150kmh, no entienden que esta vía no es de alta velocidad. Se conduce de forma arbitraria, rebasando por la derecha, serpenteando a todo lo ancho de esa vía entre vehículos a distintas velocidades. Mucho antes de llegar al trébol de Plan de Ayala, pongo mi direccional, intento tomar quinto el carril de desaceleración y salida -por cierto también sin balizar en la carpeta- a la primera tentativa no lo logro, me lo impide un tráiler sin carga de doble remolque que zumbado me rebasa por la derecha y se sigue de frente sin tomar la salida, otros, se detienen por completo en el torrente vehicular intentan incorporarse con calzador a la kilométrica fila de autos parados. Logro salir y llego al entronque con Plan de Ayala. Aquí hay tres alternativas; una es a la derecha que va a los semáforos; la del centro sube hacia Plaza Forúm donde estaba Rivetex; y la tercera a la izquierda directo rumbo a Cuautla, y todo en solo unos metros con vehículos atravesándose en seis carriles congestionados dando un espectáculo temerario. Gran parte de esos alocados kamikazes tienen placas del sureño estado vecino y de la Ciudad de México.  
Todo este desgarriate es por falta de señalización visible para límites de velocidad –los minis que hay pasan desapercibidos- y de señales anticipadas de salidas, no a último momento como ahora están, lo mismo en la carpeta asfáltica; de igual manera es tema de precaución y de educación vial, que para colmo no existe ninguna patrulla ni cámaras para detectar infractores y detenerlos adelante siendo que ahí están las instalaciones de la Policía Federal de Caminos. Aun con todo, ya no se ven accidentes como cuando los vehículos se desplazaban estrechamente confinados entre barreras de concreto. El caso es que Paso Exprés no se ha actualizado a su nueva circunstancia sin barreras.  
De regreso, otro irigote en las inmediaciones de ese antes llamado trébol; unos cruzándose hacia la Ciudad de México, otros rumbo al centro de Cuernavaca, y otros más al sur del Paso Exprés.
Dos riesgos acechan desde temprana hora en los accesos a los moteles que conectan directo con el arroyo vehicular; uno, es un accidente, y este, puede desembocar uno o dos divorcios, ya que los conductores entran y salen con esos riesgos, al parecer sin “acompañanta” o acompañante –respetando la equidad de género, o acaso entrarían solos a tomar un descanso, pues para eso sirvieron los moteles en un principio. La palabra Motel, viene del inglés Motorist-Hotel, y fue incluida hasta 1950 en el diccionario inglés; hoy aprovechados para solaz momento de refocilación. Este concepto de hospedaje se popularizo en Estados Unidos en los años ’20 por la necesidad del descanso de los viajeros, que en sus primeros tiempos se les llamó “motoristas”, quienes manejaban autos en largas distancias. El primer alojamiento que incluía habitaciones y al lado espacios para los valiosos coches se llamó “Motel Inn San Luis Obispo” inaugurado en 1925 en las afueras de la población San Luis Obispo en California, tenía una tarifa de 1.25 dólares por noche completa. En la actualidad tienen fama de alojamientos baratos, con estacionamiento independiente al que para discreción se agregó una cortina, donde se paga, no por noche, sino “por evento” “de dos y hasta por cinco horas”, bueno, así se anuncian, para los que repiten; el de San Luis Obispo era una propuesta lujosa para los pudientes propietarios de autos, este motel, actualmente se encuentra en desuso como tal, y se conserva como parte histórica de un gran hotel.  
Retomando el tema de la circulación motorizada; rotundo éxito ha tenido la campaña 1x1, promovida en Cuernavaca por Luis Anguiano con el numeroso Grupo “Jornadas Comunitarias” que encabezan José Luis Uriostegui y Carlos de la Rosa, campaña que bien ya cumplen los conductores cuernavacenses, con excepción de algunos chairififis, sobre todo foráneos, que no permiten el paso las esquinas, o cuando alguien pretende incorporarse a “su carril suyo de ellos” escandalizando con el claxon, por lo que habrá que poner esos anuncios de 1x1 en postes y esquinas, además de espectaculares en las entradas de la ciudad que digan “Amigo conductor, estas en Cuernavaca, aquí pasamos 1x1”.  
P. D. Hasta el otro sábado  
Con atención a la SCT, a la Policía Federal de Caminos y dependencias locales.

Por: Carlos Lavín Figueroa / carlos_lavin_mx@yahoo.com.mx

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