Amigos lectores. Con el 2018, este 31 de diciembre, cierro mi ciclo de tres años reglamentados como Presidente del Consejo de Cronistas de Cuernavaca A.C.
Abro otro capítulo más acorde con la investigación de historia y temas variados. En el 2015, a propuesta de ese Consejo, y por votación unánime del Cabildo, el Ayuntamiento de Cuernavaca me honró oficialmente como Cronista de la Ciudad –sin tener que abandonar otros géneros- una vez concluida esa distinción, ya como expresidente, asumo de manera vitalicia como Cronista Honorifico de la Ciudad.  
Son ya más de ocho años escribiendo para Diario de Morelos y en otros periódicos locales; siete en La Voz del Norte; en revistas como Newsweek, Nueva Vía, “Reevolucion” del Estado de Guerrero, en otras locales y foráneas; con orgullo digo que, artículos de mi autoría han sido publicados por la Real Asociación Española de Cronistas; otros, se han traducido y publicado al francés en la Revista “Le Viturige”; y al portugués en Brasil; además de los videos publicados en redes sociales “A la vuelta de la Esquina” donde narro, sucesos históricos en el sitio mismo.
Hasta este día esta columna fue “La Tinta del Cronista”, y a partir de este sábado “Historias y Relatos” con una visión más amplia en cuanto a temas, que incluirán textos de actualidad y de historia sin abandonar la crónica.
Tenemos tres mil años de historia, y miles más de prehistoria por investigar, porque no todo está dicho, y de lo dicho, van emergiendo errores y falsedades, que los simplistas los dan por buenos. La historia se dirige principalmente a que no llegue a desvanecerse con el tiempo el recuerdo de hechos públicos ni de las hazañas solo que está escrita por los vencedores, a caprichos del autor o a beneplácito de mecenas. De crónica solo tenemos para escribir los años que tenemos de memoria consciente y reflexiva. Por tal; es posible escribir más de historia, que, de crónica; esta, consiste en dejar testimonio escrito de aquellos hechos de los que hemos sido testigos presenciales, o que nos narró el testigo de algún hecho, sin ir más allá de ese espacio de tiempo, que además sea digno de ser preservado, aun de cualquier tema, y estos eventos no se dan a diario. Hoy por hoy, la crónica diaria la da el compañero periodista o reportero.
Los tiempos han cambiado; antiguamente no existían los periódicos, eran los juglares los que daban las noticias con poemas épicos o cantos para hacerla más atractiva; y los cronistas con escritos literarios para dejarlos a la posteridad. Un caso ejemplar de crónica es “Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España escrita por Bernal Díaz del Castillo uno de sus Conquistadores” que, aunque ese es el título completo no se trata de una historia sino de una crónica o conjunto de crónicas. Bernal fue un testigo directo, en cambio Francisco López de Gómara, quien fue capellán y confesor de Hernán Cortés cuando este regresó a España, concibe la “Historia General de las Indias y la Conquista de México” terminada en 1552 y publicada ese mismo año, el titulo con que se publicó es “Hispania Vitrix. Primera y segunda parte de la Historia General de las Indias y Conquista de México, con todo el descubrimiento y cosas notables que han acaecido desde que se ganaron, hasta el año de 1552, con la Conquista de México de la Nueva España”. En su obra, Gómara destaca la figura de Cortés a quien admira, escribe a beneplácito de este, pero no vacila en criticarlo cuando la ocasión lo demanda. Gómara nunca pisó tierras de la Nueva España, basó su obra en lo que el mismo Cortés y sus capitanes le narraban en Sevilla en la última morada del conquistador.
El hecho de que Gómara haya escrito “a trasmano” esa obra, fue lo que motivó a Bernal Díaz a escribir su “Historia Verdadera… por uno de los Conquistadores”; con la expresión “verdadera” y “escrita por uno de sus conquistadores”, Bernal intenta invalidar la versión de Gómara.
Bernal Díaz fue testigo y actor de los principales sucesos de la conquista. Dice “... ningún capitán ni soldado pasó a esta Nueva España tres veces arreo, una tras otra, como yo; de manera que soy el más antiguo descubridor y conquistador que ha habido ni hay en la Nueva España...”, por lo que parece la persona más autorizada para contar esa epopeya del siglo XVI; “tres veces arreo” refiere a que ya había llegado antes de con Cortés, en otras dos expediciones a Yucatán.
Bernal conversaba frecuentemente durante décadas con sus mismos compañeros de armas; ese continuo evocar los acontecimientos, fue formándole ideas que más tarde dieron lugar al conjunto de narraciones en su obra, por eso su obra puede ser considerada como colectiva, que no la exime de elementos subjetivos. Fue escrita en Guatemala décadas después de la Conquista, cuando era regidor en esa provincia de la Nueva España, fue corregida una y otra vez, y publicada hasta 1632 en Inglaterra, 80 años después de la versión de Gómara.
En sus narraciones, Bernal indica qué sucesos presenció; cuáles le contaron sus compañeros; y en menor grado, cuáles conoció por papeles o escritos de otros. Por eso, su “Historia Verdadera …” más que una historia, es una crónica, que como todo lo pasado, es parte de la historia.
P.D. Hasta el otro sábado

Por: Carlos Lavín Figueroa / carlos_lavin_mx@yahoo.com.mx

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