Vivir más no siempre significa vivir mejor. Para alcanzar una longevidad saludable —con energía, autonomía y buena calidad de vida—, es necesario prestar atención a los hábitos diarios. Entre ellos, la alimentación es una de las piezas clave.
Diversos estudios han demostrado que mantener una dieta equilibrada, dormir bien, hacer ejercicio y cultivar relaciones sociales sólidas puede mejorar tanto la expectativa como la calidad de vida. Sin embargo, también existen hábitos que provocan el efecto contrario, acelerando el deterioro físico y mental con el paso del tiempo.
Uno de esos factores de riesgo es el consumo excesivo de comida ultraprocesada, considerado por los expertos como uno de los principales enemigos de la salud y la longevidad.
¿Qué es la comida ultraprocesada?
De acuerdo con la British Heart Foundation, este tipo de alimentos se caracteriza por contener ingredientes que normalmente no se usan en la cocina tradicional, como conservadores, emulsionantes, colorantes, edulcorantes y saborizantes artificiales. Además, suelen tener altos niveles de grasas saturadas, sal y azúcares añadidos.
Algunos ejemplos comunes incluyen:
- Salchichas y jamón
- Pan industrializado
- Cereales de desayuno
- Papas fritas y galletas
- Refrescos y bebidas azucaradas
- Helados
Aunque estos productos son accesibles y están presentes en la mayoría de las despensas, su consumo frecuente puede tener consecuencias graves.
Lo que dice la ciencia
Un estudio reciente publicado en el American Journal of Preventive Medicine reveló que por cada aumento del 10 % en el consumo de alimentos ultraprocesados, la tasa de muerte prematura aumenta un 2.7 %. Esto resulta alarmante si consideramos que, en países como Estados Unidos, hasta el 70 % del suministro de alimentos está compuesto por productos procesados.
Además, el abuso de estos alimentos está relacionado con enfermedades como obesidad, diabetes tipo 2, problemas cardiovasculares y deterioro del sistema digestivo, el cual juega un papel fundamental en la salud general y el sistema inmune.
¿Debo eliminarlos por completo?
No necesariamente. Los especialistas coinciden en que no se trata de eliminar por completo los alimentos ultraprocesados, sino de reducir su consumo y buscar un mejor equilibrio en la dieta diaria.
Algunas recomendaciones incluyen:
- Elegir versiones más saludables de tus snacks favoritos
- Priorizar alimentos frescos y naturales (frutas, verduras, granos enteros)
- Cocinar en casa más seguido
- Beber agua en lugar de refrescos
- Limitar carnes procesadas y azúcares añadidos
Pequeños cambios pueden generar una diferencia significativa a largo plazo. La clave está en la moderación y en construir una alimentación consciente que aporte bienestar en lugar de restarlo.