El cultivo de fresa en México vive su segunda expansión. En 2019, este país se convirtió en el primer exportador del mundo, al generar ingresos por 827.3 millones de dólares (mdd), fundamentalmente por la venta en los Estados Unidos,  donde hoy los agricultores de Florida cabildean ante instancias gubernamentales para limitar el acceso de fruta fresca mexicana, porque ésta concurre con precios muy competitivos en la época cuando ellos inician la cosecha y esto merma su rentabilidad.

Con base en sus ventajas competitivas, de clima, uso de variedades mejoradas extranjeras, cultivo protegido en macrotúnel y bajo costo de mano de obra, los productores mexicanos se han convertido en grandes competidores en el mercado internacional de esta frutilla. El año pasado, nuestro país se posicionó en primer lugar como exportador de fresa fresca, superando a España, que por muchos años ha sido el líder en este rubro.

Entre 2011 y 2019 según las estadísticas oficiales, la superficie cultivada de fresa en México creció 63%, en promedio se sembraron 10,375 hectáreas y la producción se elevó 97% al llegar a 443,994 toneladas de fruta, expone el investigador del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), Pedro Antonio Dávalos González.

El experto del Centro de Investigación Regional Centro, Campo Experimental Bajío del organismo precisa que de la producción nacional alrededor del 52% se exporta como producto fresco y congelado, casi el total al mercado de Estados Unidos. Dentro del T-MEC, México es el principal productor y exportador de fresa fresca durante el otoño e invierno (de noviembre a febrero), época en que hay déficit en esa nación, ya que California y Florida, apenas empiezan a producir.

Sobre la intención de imponer restricciones a la importación de fresa de México en el mercado de Estados Unidos, anota que el argumento central de los agricultores estadounidenses son los supuestos subsidios otorgados por el gobierno mexicano a susproductores; sin embargo, matiza, en general, en México, no existen subsidios para los productores de fresa y, por elcontrario, alrededor del 60 % de sus insumos son importados y pagados a un precio por arriba del que tienen los productores de fresa de California y Florida.

La mayoría de los insumos utilizados, variedades mejoradas, material vegetativo, fertilizantes, plásticos e insumos de riego por goteo, plaguicidas y hasta combustibles vienen del exterior; sólo se utiliza 40%  de insumos nacionales para producir la fresa, donde se incluye tierra, agua, mano de obra, energía eléctrica y combustible, señala. 

El renacimiento de la fresa mexicana

La Comisión de la Fresa de California indica que en 2010, México exportó 65,143 toneladas de fruta fresca con un valor de 255 mdd y en 2019 alcanzó 200,000 toneladas, con un valor de 757 mdd. De fresa congelada las exportaciones del año pasado sumaron 87,000 toneladas, unos 148 mdd.

En México, los precios que alcanza la fresa en el invierno ha propiciado un comportamiento positivo, lo cual se refleja en la expansión del cultivo, que abarca 15 estados del país, donde en 2019 sobresalen Michoacán, Baja California y Guanajuato con 8,908, 2,667 y 1,381 hectáreas; y volúmenes de producción de 397,254, 199,211 y 79,311 toneladas, respectivamente.

Pedro Antonio Dávalos recuerda que en 1966, México fue el segundo productor mundial de fresa, detrás de Estados Unidos, con 8,832 hectáreas y una producción de 143,671 toneladas. Luego declinó por décadas y es a partir del TLCAN en 1994, ahora T-MEC, cuando el cultivo resurgió. Para 2010 se cosecharon 6,375 hectáreas, con una producción de 223,365 toneladas de fruta, que hoy se han duplicado.

Rendimientos y generación de empleos

En México, la productividad ha crecido de manera dispar. El rendimiento medio nacional pasó de 35.3 t/ha a 42.79 t/ha, de 2011 al 2019, más del 21%. Lejos de las 77.1 t/ha que obtuvo California en 2017, con la productividad más alta del mundo, y principal competidor de las exportaciones mexicanas de fresa fresca y congelada.

En rendimientos destaca Baja California con 53.78 t/ha, Michoacán con 42.89 t/ha e Irapuato con 34.32 t/ha; con aumentos de -6,30 y 130% en la productividad en los últimos 9 años, respectivamente. 

De acuerdo con el análisis del experto del  INIFAP, otro factor de competitividad han sido los salarios bajos pagados a los trabajadores del campo, que no exceden de 200 pesos por día. La mano de obra representa más del 50% del costo de producción del cultivo. En California, Estados Unidos, un trabajador eventual percibe un salario mínimo de 11 dólares por hora, “y a pesar de tener los rendimientos por hectárea más altos del mundo, sus costos de producción por kilo de fresa son mayores a los de México”.

En  Michoacán, Guanajuato, Jalisco y Estado de México –donde se concentra 72% de la producción-- se estima que hay entre 1,591 y 2,652 productores de fresa. En 2019, las 13,379 hectáreas cosechadas del fruto en México generaron al menos 10 millones 261 mil 693 jornales, que equivale a dar empleo todo el año a 28 mil 114 jornaleros, solo en el campo.

Diversificar mercados y nichos de oportunidad

Para el investigador siempre será importante atender los mercados nacional e internacional. El de exportación de fresa en fresco, por el volumen que puede exportarse y el alto precio de la fruta. El de exportación congelado, para canalizar producto en la época de mayor producción en México --marzo a junio-- y evitar que se desplome el precio de la fresa en el mercado interno.

Hay que diversificar el mercado fresco de exportación y no depender sólo del T-MEC, ampliar y aprovechar nichos de mercados nacionales y extranjeros por ejemplo: fresas orgánicas, cultivo de variedades con mayores atributos nutracéuticos o sembrar variedades de fresa más apropiadas para la elaboración de yogures, anota el experto.

Considera que falta mejorar las cadenas de comercialización nacional para la venta de fresa fresca, ya que el transporte tradicional sin refrigeración limita la distribución en diversas  zonas del país.

Tecnologías desarrolladas por el INIFAP para fresa

Bajo las condiciones de clima tropical de la zona central del país, hay déficit de tecnología, por lo que las investigaciones del INIFAP se enfocan a cubrir tres vertientes para incidir en un aumento sostenido y de largo plazo de la productividad: variedades adaptadas con alto potencial de rendimiento y buena calidad de fruta; tecnología para producir en México planta categoría certificada; y rediseño del sistema de producción comercial. El uso integrado de estos elementos permite obtener 60 toneladas por hectárea, incrementar la producción de fruta fresca en 30% en el periodo de noviembre a febrero, bajar costos del cultivo al menos en 10%, y reducir la aplicación de pesticidas en el cultivo convencional.

Para generar variedades de fresa mexicanas, el INIFAP en colaboración con el CINVESTAV-Unidad Irapuato, liberó en 2007 las variedades ‘Nikté y ‘Pakal’ y el programa de mejoramiento genético incluyó la formación de variedades con resistencia a Fusarium oxysporum previendo que las formas de desinfección química del suelo para evitarlo, eran onerosas para el agricultor y de alto costo ambiental. Se avanzó en generar ese tipo de variedades, derivando la resistencia genética de variedades antiguas y de la especie silvestre Fragaria chiloensis, logrando avances importantes. Sin embargo en 2016, por caprichos personales de un ex director del INIFAP del CIR-Centro, se dio la orden de “dar de baja” el banco de germoplasma sembrado en el Sitio Experimental Norte de Guanajuato, donde se estaban propagando las mejores selecciones, con distintos grados de avance genético, producto hasta de 20 años de mejoramiento genético, los cuales se perdieron.

Ante los retos de la insuficiencia crónica de los recursos económicos destinados a la investigación en fresa por el sector oficial, se plantea que los productores pudieran financiar ésta a través de sus organizaciones. Esto para protegerse del pago creciente de regalías por usar variedades mejoradas extranjeras. Generar variedades mexicanas puede bajar los costos de producción en forma significativa por el pago de regalías, hay menor costo del material vegetativo y además se puede lograr una programación más apropiada de la siembra de viveros y plantaciones comerciales. 

Solo un ejemplo, de lo que retribuye la investigación, en ganancias económicas al agricultor. En 1978, el INIFAP demostró que los graves problemas de enfermedades por hongos y virus, reducían de manera notoria la productividad de la fresa en Irapuato. Los lotes de validación sembrados con agricultores cooperantes, permitieron constatar que sólo por usar planta sana propagada en viveros aislados geográficamente, se incrementó la productividad al menos en 40%, pasando los rendimientos promedio de 15 t/ha hasta 21 t/ha. Esto convenció a los agricultores de Irapuato, que dejaron de sembrar sus viveros en esa zona y los reubicaron en Dolores Hidalgo, Guanajuato, Zacatecas, Aguascalientes y Jalisco, regiones que habían sido identificadas como aptas para ese propósito.

 

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