A veces no necesitas enemigos cuando tú mismo saboteas tus metas sin darte cuenta. De acuerdo con Harvard Business Review, hay tres formas muy comunes —y sutiles— en las que la mayoría de nosotros bloqueamos nuestro propio progreso, incluso cuando estamos motivados y tenemos un plan.

Todo empieza con una intención: quieres algo, ya sea terminar una carrera, ahorrar dinero, emprender un negocio o ponerte en forma. Pero aunque pongas manos a la obra, hay ciertos errores de enfoque que pueden hacer que pierdas dirección, energía o sentido. Eduardo Briceño, autor de The Performance Paradox, explica cómo evitarlos.

1. Solo te enfocas en el desempeño

¿Te concentras únicamente en cómo hacerlo bien, pero no en lo que debes aprender? Este es un error clásico. Si tus metas solo giran en torno a resultados (como “quiero correr 10 km en 40 minutos”), podrías estancarte sin pensar en las habilidades o conocimientos que necesitas adquirir para lograrlo (como mejorar tu técnica o alimentación).

Lo ideal: combina metas de desempeño con metas de aprendizaje. Pregúntate “¿qué necesito saber o mejorar para llegar ahí?”

2. Te quedas atrapado en objetivos de bajo nivel

Establecer pasos pequeños es útil, pero si solo te concentras en ellos —como “levantarse a las 6 a.m.” o “leer 20 páginas”— sin conectar con el para qué, puedes perder la motivación y el rumbo.

Briceño lo explica así: los objetivos de alto nivel son el por qué, tu gran propósito. Y sin eso, los pasos se vuelven vacíos.

3. Piensas en una sola dirección

Fijarte una meta está bien, pero pensar solo en una forma de lograrla puede volverse una trampa. El pensamiento estrecho limita tu creatividad y puede dejarte sin opciones cuando algo no sale como planeabas.

¿Te atoras? Haz una pausa, busca inspiración fuera de tu rutina, conecta ideas, prueba nuevos caminos.

Cumple los criterios de The Trust Project

Saber más

Síguenos en Google Noticias para mantenerte siempre informado

Sigue el canal de Diario De Morelos en WhatsApp