En el marco del Mes de la Concientización sobre la Salud Mental, hay un área que a pesar de su importancia, sigue siendo muy poco visible: la salud mental de los hombres.

En el marco del Mes de la Concientización sobre la Salud Mental, que se celebró durante mayo, hay un área que a pesar de su importancia, sigue siendo muy poco visible: la salud mental de los hombres.

Para profundizar en el tema, Grupo Diario de Morelos entrevistó al psicólogo conductual Miguel Ángel Gama.

Históricamente, se espera que los hombres sean fuertes, inquebrantables y capaces de resolver sus problemas en silencio, una expectativa social ha construido un muro invisible que les impide buscar ayuda y expresar sus emociones.

El problema radica en dos pilares fundamentales: la represión afectiva y la identificación masculina. Según el psicólogo, la represión emocional se manifiesta en la idea de que “en los hombres, no está bien visto la parte de mostrar emociones y decirlas abiertamente”.

Esta norma social se entrelaza con la identificación masculina, donde la imagen de un hombre se asocia con “aspectos lógicos, con aspectos formales”, dejando poco espacio para la vulnerabilidad emocional, “todo lo tienen que aguantar, todo lo tienen que superar, no te tiene que afectar, tienes que ser capaz de resolver”.

El machismo juega un papel crucial en esta dinámica e influye demasiado, “el hecho de que te veas débil, es algo simplemente malo”. Esta visión lleva al rechazo y la exclusión de aquellos hombres que se atreven a mostrar debilidad.

La formación de esta mentalidad comienza desde la infancia, cuando las propias madres les dicen a sus hijos: “No llores, sé hombrecito, no corras como niña”, sumado a la falta de costumbre familiar para dialogar sobre los problemas, como bien señala Raúl Roque “no nos acostumbraron nuestros papás o nuestras familias a contarles nuestros problemas”. Este contexto explica en gran medida por qué muchos hombres evitan acudir a terapia, incluso cuando saben que la necesitan.

Estas decisiones se ven reforzadas por el estereotipo de que “mis papás, mis tíos, ellos nunca fueron al psicólogo”, siendo así que muchos hombres recurren a mecanismos de evasión, perpetuando el ciclo de no buscar ayuda profesional.

La experiencia compartida por muchos hombres revela una dificultad generalizada para abrirse y buscar apoyo. La influencia de figuras paternas o de otros hombres en su vida a menudo refuerza la idea de que no se ve bien que un hombre vaya a pedir ayuda abiertamente, pero en este punto entran en juego las redes de apoyo con familiares y amigos, las cuales son una parte importante en salud mental.

Es crucial recordar que hombres y mujeres somos seres humanos, menciona el psicólogo Miguel Angel Gama, quien agregó que es un error escudarse bajo la premisa de que por “ser hombres no sentimos o sentimos menos (...) sentimos igual como cualquier ser humano, tenemos problemas como cualquier ser humano”.

Entrevista: Adrián Obispo

"En los hombres, no está bien vista la parte de mostrar emociones, decirlas abiertamente.”

Miguel Ángel Gama, Psicólogo conductual

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