Los pastores Vicente, Evelia (“Bella”) y Lesem siguen haciendo fechorías en iglesia de Cuautla

CUAUTLA, MORELOS.- Vomitan, profieren improperios, convulsionan, sufren largos episodios de risa incontrolable, se sacuden en el suelo…

Es la imagen de los “Encuentros” que lleva a cabo la congregación cristiana “La Vid”, en Cuautla, bajo la tutela de Vicente, Evelia (“Bella”) y Lesem.

Los asistentes, 70 mortales en promedio cada vez, buscan paz emocional, armonía familiar, espacio laboral, amor, mejores negocios… y caen en manos de los mercachifles de la fe.

Los “Encuentros” no son gratuitos ni accidentales, todo es manejado como una máquina generadora de dinero bien aceitada, pero con el membrete de iglesia.

El derecho a ser del selecto grupo de elegidos por los pastores cuesta alrededor de 4 mil pesos. Luego, la ingenuidad les podrá costar más cara.

Todo inicia cuando los nuevos desesperados por no encontrar consuelo emocional o material, son invitados por otros que ya son presos de sus creencias en “La Vid”.

La promesa es el perdón de Dios, una nueva vida de gozo y, mejor aún, un lugar cerca del Creador. Se los “venden” en momentos de aflicción, como la invaluable gloria.

De la noche del viernes a la tarde del domingo literalmente privados de toda comunicación que no sea la de sus gurús, “servidores” (más allegados a los pastores) y compañeros, los nuevos feligreses son sometidos al control mental.

Ninguno más puede entrar, ni otros salir de lugares de reunión como en Lomas de Cocoyoc, de entrada para una cita con Dios, por lo que les piden vestir como de fiesta, incluso algunos de ‘smoking’.

Las ausencias de los feligreses de sus habitaciones son aprovechadas por los “servidores” para asegurarse que entre los equipajes no haya cámaras fotográficas, grabadoras, celulares, nada que permita el registro de hechos.

LA “LLUVIA DE ORO”
Ex participantes también coinciden en que los dejan dormir poco, si acaso cuatro horas a lo sumo, so pretexto de ver si están bien, y así soñolientos emprenden las jornadas, en que habrá una especie de “embriaguez celestial”.

Quizá el condimento en la comida, algún ingrediente extra en la bebida, algo en el aire tipo incienso, la música por momentos lenta y dormilona, en otros fuerte y febril…, los vuelve seres poseídos por una fuerza sobrenatural.

Repentinamente, los brazos y rostros húmedos por la transpiración lucen titilantes brillos, es la “’Lluvia de Oro’ que nos manda Dios”, según explican los pastores, pero… es diamantina expulsada por aparatos de aire a presión en el salón.

Empieza la regresión, los feligreses reciben papeles ex profeso impresos para llenar con todos los datos personales, justo en el momento que están más eufóricos y, al mismo tiempo, vulnerables mentalmente

El punto clave: la confesión escrita de pecados: robos, homicidios, infidelidades y todo tipo de conductas y pensamientos pecaminosos. Ello será la base de la extorsión posterior.

Le dicen que claven sus pecados en una enorme cruz de madera fina para que el Señor expíe todo aquello que los ata y hace sufrir. Y viene la catarsis, el momento de la liberación.

En un nuevo capítulo del aquelarre, desfilan ante una charola que contiene un corazón animal rodeado de excremento, y les dicen que a eso olían ellos antes de confesar sus pecados y clavarlos en la cruz.

Y viene la supuesta redención y razón de júbilo tronante, cuando se presentan las escenas de espasmos, gritos, llanto, desvanecimientos, jadeos, abrazos y prolongados ataques de risa descontrolada.

Es la “Risa Santa”, les dicen los pastores, evidencia de que Dios está con ellos, por lo que tienen que valorar el amor que les da y deben agradecérselo con generosas donaciones, no al Señor en obras u oraciones, sino con dinero a los pastores.

Además, les dicen que Dios les pide que busquen más gente, dos o tres personas cada quien, para que sean salvados de “El Maligno” que acecha en todo lugar y a todas horas.

La tarde del domingo, todos son liberados previo llamado a integrarse a los servicios regulares de entre semana y fin de semana en el templo de Cuautla. Así, la sesión de liberación y perdón ha terminado.

Por STAFF DDM / local@diariodemorelos.com

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