Bill Savit, el líder del equipo legal que asesora a Twitter, podría haber conseguido el sueño de todo abogado: que su cliente gane antes de llegar a juicio. Y, en este caso, el premio no es menor: 44.000 millones de dólares (la misma cantidad en euros), pagada por el hombre más rico del mundo, y reconocido 'macarra' en redes sociales y 'matón' en vistas orales de juicios en su contra: Elon Musk.

Según la agencia de noticias Bloomberg y la web Axios, Musk ha transmitido a Twitter su intención de comprar la empresa a un precio de 54,20 dólares la acción, una cifra que es una broma -según el peculiar sentido del humor del empresario- con un número, 420, que hace referencia a la marihuana (Musk ha aparecido en internet fumando esa droga). Si el empresario no vuelve a dar marcha atrás, será una rendición como las que está llevando a cabo el Ejército ruso en Ucrania, a pesar de que Musk ha decidido dar algunas lecciones de geopolítica -en Twitter, precisamente- a las masas ignaras y proponer a Kiev que entregue parte de su territorio a Moscú.

El anuncio de Musk llega a falta de menos de dos semanas para que comience el juicio en el Tribunal de Cancillería del estado de Delaware, en EEUU, sobre el caso. Musk hizo una oferta de compra por Twitter en abril en al que renunciaba a cualquier tipo de due diligence, es decir, de examen de la empresa adquirida, por la que además ofrecía una fantástica prima del 40%.

Pocas semanas después, se lo pensó mejor y empezó a dar marcha atrás, mientras lanzaba una campaña de insultos y falsedades contra la compañía. Finalmente, en junio culminó esta maniobra. Twitter le llevó a los tribunales por incumplimiento de contrato, y el empresario contraatacó con otro litigio contra la red social por fraude. Ambos casos serán vistos en un solo proceso en Delaware a partir del 17 de octubre. Entretanto, la junta de accionistas de Twitter ha aprobado la compra.

"La intención de la compañía es cerrar la transacción por 54,20 dólares la acción", escribió Twitter en reacción a la propuesta de Musk.

Twitter y Musk habían acordado la adquisición de la compañía por ese precio, pero posteriormente el multimillonario dio marcha atrás a la transacción, argumentando que había constatado un incumplimiento sustancial de varias disposiciones del acuerdo, entre ellas el número de cuentas falsas contabilizadas por la compañía. EFE

Hasta ahora, la preparación del juicio le ha ido realmente mal a Musk, cuya única defensa parece haber sido tratar, sin éxito, de aplazar el proceso y dilatarlo lo más posible, al estilo de Donald Trump. Twitter ha logrado que la juez del caso, Kathaleen St. Jude McCormick, obligue a Trump a desvelar que sus propios asesores no se creen sus cifras de bots en Twitter y, lo que es más dañino para él, una serie de mensajes de SMS entre el empresario y varios líderes políticos, empresariales, y de opinión de Estados Unidos, todos ellos vinculados al 'trumpismo' o al Partido Republicano, como el fundador de Oracle, Larry Ellison, el podcaster antivacunas Joe Rogan, o el gobernador de Florida, y posible candidato a la Casa Blanca, Ron DeSantis.

Fuera de EEUU, los SMS de Musk revelan el apoyo de la compra por parte de Mathias Dopfner, el consejero delegado del grupo alemán de medios de comunicación Axel Springer, propietario, entre otros, del tabloide sensacionalista Bild y de Politico e Insider.

Las acciones de Twitter han subido un 12% tras conocerse la noticia, aunque todavía están un 10% por debajo del precio ofrecido por Musk. Las de Tela, que Musk dirige y en la que tiene el 15% del capital, caen un 2%. Aunque el fabricante de coches eléctricos no participa en la compra, el mercado teme que gestionar Twitter -una empresa que apenas gana dinero- haga que Musk preste menos atención a esa compañía.

En todo caso, la gran cuestión que queda pendiente ahora es qué va a hacer Musk con Twitter. Los SMS que ha tenido que entregar apuntaban a que el empresario podría haber lanzado su oferta de una manera completamente impulsiva, y en parte motivado por su animadversión personal hacia la dirección de Twitter. Por más que dijera lo contrario, Musk no tenía un plan de negocio para la compañía que quería comprar, y toda su estrategia parecía reducirse a una actitud de cuadrilla de amigos con sus colegas multimillonarios y con algunos políticos del Partido Republicano. Así que no parece sorprendente que haya dejado de lado su actitud de matón online y haya dado marcha atrás. Acaso será coincidencia, pero Elon Musk ha aceptado la compra de Twitter justo tras el primer día en que ha tenido que prestar declaración por el juicio.

 

 

 

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