Nuestro cuerpo trabaja en equipo con cada uno de nuestros órganos, ya que cada uno de ellos tiene funciones específicas, como en el caso del cerebro, sin embargo éste pude deteriorarse por una mala alimentación y malos hábitos. Por ello aquí te explicamos la guía para el buen cuidado.
El cerebro consume diariamente entre el 20 % y 30 % de la energía de nuestro cuerpo, un órgano muy demandante de alimentos, que bien escogidos pueden darle mayor agilidad y protegerlo de futuros daños.
Los alimentos ricos en omega 3 son fundamentales. Entre ellos los pescados, sobre todo los de carne oscura, los mariscos, las semillas, los frutos secos y las verduras de hoja verde. Los frutos secos tampoco pueden faltar, como nueces, almendras, entre otros, incluidos como snacks saludables entre las comidas principales.
Las frutas deben estar presentes en la dieta diaria. Le aportan vitaminas, esenciales para su funcionamiento, como las cítricas (naranjas, kiwi, mandarinas) sin olvidar las manzanas y los frutos de color rojo. El plátano, la piña son ideales contra la depresión o ansiedad.
El hierro es otro elemento indispensable en la dieta de un buen cerebro. su carencia disminuye las funciones neuronales y la concentración. Se le puede encontrar en los siguientes alimentos:
El hierro presente en las menestras se absorbe de mejor manera si se consume junto a cítricos. Las gaseosas o infusiones no permiten la absorción eficiente de este mineral.
Te recomendamos evaluar siempre lo que nos llevamos al estómago, porque el cerebro desarrolla una memoria de lo que come. Si lo acostumbran mal, elegirá mal. Ya que lo que comemos impacta en el cuerpo, pero también en el desempeño cerebral y emocional.
En ocasiones nos podemos sentir cansados y la elección que tomemos tal vez no sea la más adecuada, siempre solemos elegir algo rápido con mucha grasa. Los alimentos con mucha azúcar le permitirán mayor actividad, pero no precisamente generarán que se sienta mejor.
Cuando se da un cambio hacia comidas sanas, nutritivas para el cerebro, dijo, las personas indican que tienen mayor vitalidad, sienten ganas de hacer cosas que antes no hacían, se sienten más frescos y ágiles mentalmente hablando.