Las relaciones humanas —ya sean de pareja, amistad o laborales— no se sostienen únicamente por el afecto. Requieren comunicación clara, compromiso mutuo y un esfuerzo constante por construir entendimiento. Sin embargo, hay un error que, de acuerdo con especialistas en psicología, puede deteriorarlas profundamente: no expresar lo que se necesita.

Según el terapeuta de parejas Terry Real, citado por CNBC Make It, este patrón de conducta está entre los más dañinos para una relación. El error consiste en no pedir de manera clara lo que uno quiere o necesita, y en su lugar, optar por la queja constante ante los comportamientos de la otra persona.

Este hábito tiene efectos contraproducentes. Primero, impide que la otra parte comprenda realmente el origen del malestar. Segundo, genera frustración y desmotivación, pues quien recibe las quejas puede sentirse atacado o confundido. A largo plazo, esto alimenta una mentalidad de oposición: se deja de pensar como un equipo y se cae en una dinámica de “uno contra el otro”.

Hablar en vez de quejarse

El consejo del especialista es claro: en lugar de quejarse o reprimir las necesidades, es necesario sostener conversaciones honestas y vulnerables, sin imposiciones, con el objetivo de encontrar soluciones conjuntas.

Pedir no es exigir. Es proponer, dialogar y estar abiertos a la negociación. Esta forma de comunicación fortalece el vínculo, permite resolver conflictos de forma más efectiva y promueve relaciones más equilibradas.

Además, esta práctica no se limita a las relaciones románticas. También es útil en la amistad y en el entorno laboral. Pedir condiciones justas, recursos adecuados o pausas necesarias no solo mejora el bienestar individual, también contribuye a un entorno más saludable y productivo.

El costo de no hablar

La psicología ha demostrado que las relaciones deterioradas influyen directamente en la salud mental y emocional. Una relación en la que predomina la frustración, la insatisfacción o la falta de comunicación puede derivar en altos niveles de estrés, ansiedad y agotamiento emocional.

A diferencia de lo que muchos piensan, la mayoría de los conflictos no se resuelven con el paso del tiempo ni se eliminan ignorándolos. Lo que sí puede transformar la calidad de un vínculo es la capacidad de hablar con claridad, pedir con empatía y escuchar con apertura.

En conclusión, las buenas relaciones no son fruto del azar ni del amor incondicional: son resultado de conversaciones honestas, intenciones claras y esfuerzos compartidos.

 

junio  2025  - CDI Morelos

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