Si el mundo de los videoclubes y la oferta de entretenimiento en casa fuera una película post-apocalíptica, Blockbuster sería el último y esforzado sobreviviente y Netflix el cataclismo que asoló al mundo tal como lo conocíamos.

La caída de Blockbuster es el fin de una era, y por eso capta tanto la atención del mundo, pese a ser técnicamente el cierre de una compañía en bancarrota, como tantas otras.

 

 

En estos días llega a los cines Captain Marvel, el nuevo blockbuster (je) de la franquicia de cine más exitosa de la historia. La película transcurre en los años 90, y no es casual que su primer adelanto oficial se abriera con una toma de un local de Blockbuster. Nada dice tanto «estamos en los 90» como un local de Blockbuster.

En aquella década gloriosa para la compañía, había más de 9000 locales y tenían casi 85.000 empleados.

Ahora, ha cerrado la última sucursal que quedaba en Australia, y Blockbuster ha quedado reducida a una sola tienda en todo el mundo.

El último soldado en pie: un estoico local en Bend, Oregon.

¿Cómo sobrevive una tienda de Blockbuster en una ciudad de poco más de 90.000 habitantes como Bend, Oregon? ¿Quién va a rentar películas?

La ciudad es conocida por su agradable clima soleado en verano y su atractivo para las actividades al aire libre, las que condensan su mayor industria, el turismo, especialmente deportivo y familiar.

En los últimos años sin embargo, Bend ha sido un destino predilecto como ciudad de retiro y jubilación para muchos, lo que ha aumentado considerablemente su población.

Uno de los últimos bastiones de Blockbuster en los Estados Unidos solía ser Alaska, una zona que se puede asociar más fácilmente a la supervivencia de estas tiendas y la resistencia a las nuevas tecnologías y formas de entretenimiento (además, internet es muy caro allí).

Las últimas dos tiendas en Alaska cerraron a mediados de 2018.

Uno de los encargados de una de ellas, reveló que la tienda resistió tanto tiempo en parte por su propio componente nostálgico: la gente no iba por las películas, iba por las camisetas o cualquier otro objeto que tuviera el famoso logo, ahora retro.

Iban a comprar nostalgia.

Pero finalmente ni siquiera fue necesario gastar dinero. Los jóvenes simplemente iban hasta la puerta del local y se sacaban selfies.

Los dueños del último local en Alaska adjudican el fin de su negocio no solamente a los servicios de streaming. También las redes sociales y los smartphones en general han acaparado el tiempo libre de las personas.

Sandi Haring es la encargada del orgulloso local de Bend, Oregon, el último local de Blockbuster en el mundo.

Haring está muy sorprendida de ser la última de su especie («siempre pensé que Alaska serían los últimos») y asegura que, por el momento, no tiene ningún plan de cerrar la tienda.

Ahora su tienda no solo renta películas: también vende nostalgia y es casi un objeto arqueológico, testigo de otros tiempos.

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