El Efecto Pigmalión es un fenómeno psicológico que demuestra cómo las expectativas de una persona pueden influir en el rendimiento y comportamiento de otra. En términos simples, si alguien cree que una persona tiene un gran potencial, es más probable que esa persona termine alcanzando ese nivel, mientras que, si se le subestima, su desempeño puede verse afectado negativamente.
El origen del concepto
El nombre proviene del mito griego de Pigmalión, un escultor que se enamoró de una estatua que había creado, la cual terminó cobrando vida gracias a la intervención de los dioses. En el ámbito psicológico, el término se popularizó gracias a los estudios de Robert Rosenthal y Lenore Jacobson en la década de 1960. En su experimento, descubrieron que cuando los profesores tenían altas expectativas sobre ciertos alumnos, incluso sin razones reales, estos estudiantes mejoraban su desempeño académico.
Cómo funciona el Efecto Pigmalión
Primero se establece una expectativa hacia una persona y se le hace ver que tiene un alto o bajo potencial. Esa persona actuará en consecuencia de esa expectativa, ya sea de manera consciente o inconsciente, y también modificará el trato y apoyo hacia el individuo. La persona percibirá el trato y adaptará su comportamiento para finalmente alinearse con las expectativas iniciales.
Este efecto no solo se limita a la educación, sino que también se observa en el ámbito laboral, en las relaciones personales y hasta en el desarrollo infantil.
El lado negativo
Así como las expectativas positivas pueden impulsar el crecimiento de una persona, las creencias negativas pueden limitar su potencial. A esto se le conoce como el Efecto Golem, donde alguien que es considerado incapaz termina desempeñándose por debajo de su verdadero potencial debido a la falta de confianza o apoyo externo.
El Efecto Pigmalión nos recuerda el poder de la mente y cómo nuestras percepciones pueden moldear la realidad de quienes nos rodean. Creer en los demás puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso.
