CUERNAVACA, MORELOS. - La necesidad llevó a María Juana Martínez Rodríguez a desarrollar su creatividad en la elaboración de piñatas.

Hace 27 años, María Juana atravesaba por una difícil situación económica. Su esposo no ganaba el dinero suficiente para mantener a la familia; sus hijos y las necesidades aumentaban.

“Un día se me ocurrió hacer unas piñatas y vendarlas aquí, entre los vecinos y de ahí surgió todo”, recuerda.

Dice que el primer año le fue bien, así que decidió repetirlo al año siguiente. Con el paso del tiempo mejoró su técnica para la elaboración de piñatas y comenzó a tener más clientes.

Inició con la elaboración de piñatas y, ahora realiza alebrijes y catrinas; además, se caracteriza por elaborar cualquier figura, la más reciente creación fue de COVID.

La señora María recuerda que el primer año colgó sus piñatas en plena calle, sobre la avenida Castillo de Chapultepec, así permaneció por muchos años hasta que en una ocasión llovió y todas su material se echó a perder. Con mucho esfuerzo su hija le ayudó a construir un pequeño cuartito, para evitar otro accidente.

Ahora, con sus hijos son grandes artesanos y comienzan a trabajar desde octubre con la elaboración de catrinas y de ahí siguen con la producción de piñatas.

Este año, debido a la emergencia sanitaria por COVID-19, sus ventas se desplomaron; tan solo el año pasado elaboró y vendió cientos de piñatas; en estos días sus ventas son mínimas; algunas son por encargo, como la piñata de COVID y la de un médico; otras las vende con sus clientes de hace muchos años y con algunos vecinos.

A pesar de la complicada situación, María sigue vendiendo, y ahora no es la única vendedora de piñatas, en su alrededor se han colocado otros puestos, por lo que además de las bajas ventas se enfrenta a la competencia. 

María Juana. Empezó haciendo piñatas por necesidad hace 27 años, y hoy es su gran pasión.

Hace 27 años, María Juana Martínez atravesaba por una difícil situación económica y en la casa no habían los ingresos suficientes para mantener a la familia; sus hijos y las necesidades aumentaban, “un día se me ocurrió hacer unas piñatas y vendarlas aquí, entre los vecinos y de ahí surgió todo”, dice; la necesidad la llevó a descubrir su creatividad que hoy, la mantiene vigente en su negocio. 

Por: Marcela García  /  marcela.garcia@diariodemorelos.com

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