Este artículo es el inicio de una serie en la cual, me propongo hacer un inventario de los murales todavía existentes en Cuernavaca, ya que la ciudad ha sido sometida al descuido y la destrucción de su patrimonio muralístico y de algunos edificios. 

 En el muro sur de la iglesia de Tlaltenango, pegado a la capilla antigua, la de San José de Tlaltenango, de la cual una placa dice que es la primera capilla de América continental según títulos del pueblo 1521-1523, signada por la Sociedad de amigos del museo Cuauhnáhuac, cat. INAH 73-17.7.1. 3 1977, se encuentra el mural hecho por el pintor Roberto Martínez García en las últimas semanas de 1981 e inaugurado por el Obispo Sergio Méndez Arceo el primero de enero de 1982. 

El autor de este mural, quien además no cobró ninguna suma de dinero por hacerlo, lo hizo solo con el deseo de que no se pierda el muralismo. Así, siendo muy respetuoso de los artistas que continúan esta corriente pictórica, considera que es una obligación pintar murales donde se pueda y él mismo ha dado el ejemplo pintándolos en la iglesia de San Vicente Ferrer en San Pedro de los Pinos, en el templo de Santo Domingo, ambos en CDMX, y en el Instituto de la Juventud en Morelia. 

Roberto Martínez estudió pintura en la escuela de San Carlos con Germán Gedovius y escultura con Lorenzo Rafael Gómez; tuvo su estudio donde enseñaba las artes plásticas, pero tuvo que dejarlo por no tener tiempo para dedicarse a pintar. Realizó una exposición con sus obras que inauguró la galería de “Excélsior”. Trabajó como aprendiz de dibujo en ese periódico desde 1922 durante unos meses, luego regresó a “Últimas noticias”, cambiando luego al departamento de fotografía, donde completó los años para jubilarse.

La leyenda sobre el propio mural y con letra manuscrita dice: “Para testimoniar la devoción de quienes peregrinan buscando los caminos de Jesucristo, en el culto de la Virgen María, desde la experiencia de la fe y el mestizaje de este antiguo pueblo tlahuica -extramuros de la ciudad- siendo Obispo el Sr. Dr. Sergio Méndez Arceo proyectó y pintó Roberto Martínez García por iniciativa del capellán de este Santuario, Pbro. Baltasar López Bucio. Tlaltenango, Mor. Primer año del día del Señor 1982.”

El nombre del mural es “Historia y mestizaje de un pueblo”, sus dimensiones son doce metros de largo por dos de altura, lo que nos da una superficie de 24 metros cuadrados. El padre Baltasar López Bucio solicitó a Roberto García Moreno en marzo de 1981 que llevara a cabo la obra plástica. El pintor se entusiasmó tanto que a los quince días (abril de 1981) presentó los primeros bocetos de la obra.  

Haré ahora una breve descripción de este mural para motivar a que quienes no lo conozcan, lo visiten. Visto panorámicamente, el propio mural parece por intención de su autor, dividido en dos partes, la de la izquierda que se refiere a la época colonial y la del siglo XX del lado derecho; hay en el mural más de cien rostros e individuos, pintados completos o parcialmente, todos y cada uno con sus propios rasgos y expresiones. En la extrema izquierda hay un conjunto de indios en cuclillas o de pie, parados y enfrente de ellos un grupo de españoles peninsulares y criollos, con la figura de San José y el niño Jesús, pero todos estos personajes dirigen su atención a un Cristo crucificado, destacando el autor a un individuo negro o mulato, lo que da fe de la presencia de África en América. Le siguen a este grupo de personas dos frailes, uno franciscano y el otro con casulla para la misa. Luego van dos mujeres peninsulares con mantilla y dos españoles barbados, dos franciscanos y dos peninsulares, el último de los cuales lleva un crucifijo; este grupo, desde la primera mujer con mantilla, va escoltado por cinco soldados con cascos metálicos.  El último de los personajes peninsulares lleva calzas y calzado blancos y podría ser Hernán Cortés. Los detalles de los gestos faciales, los colores de los ojos de cada uno de los representados en el mural son sobresalientes y se destacan, lo que revela al artista consumado que lo creó. 

 A la mitad del mural está el arco que es el pórtico de entrada al santuario de Tlaltenango y que contiene el folio manuscrito con la leyenda ya referida más arriba. Luego aparece primero la imagen de la Virgen de Tlaltenango, rodeada de unos ramos de alcatraces muy riverianos. Siguen, siempre yendo hacia la derecha, Emiliano Zapata y Diego Rivera quien lleva sobre un cojín la corona de la virgen como una ofrenda. Arriba de ellos en una manta la leyenda “El que está con los pobres está con Cristo”. En esta parte derecha del mural destaca también al medio la corona de flores de Iztapalapa y luego de dos figuras la del padre Baltasar López Bucio, frente a él hay un conchero bailando casi de espaldas, que cubre la cuarta parte de su rostro, se ven bien claros los huesos del fraile que el conchero lleva en los tobillos, ligeramente a la derecha del padre hay una niña muy delgada con un rebozo de un azul brillante, también muy riveriana; alrededor de ellos hay muchos peregrinos de sombrero, dos vendedores de panes de pulque rodeando a una vendedora de cerámica (ollas, platos y jarras con seis puntos en su superficie), frente a ella una turista muy rubia, seguramente extranjera. En el fondo se ven los techos de manta de los puestos de la feria, así como un edificio con arcos. Podemos destacar que el hermoso colorido mexicano, por sus brillantes y contrastantes colores, tiene a dos personajes principales: Hernán Cortés, en la parte izquierda y a Emiliano Zapata Salazar en la parte derecha.

En la extrema derecha del mural, pegado a la barda limítrofe y en la parte más baja está discretamente la leyenda en náhuatl IN MEXICAYOTL YELIZTLI OYII IXPILIUZ y abajo la firma Roberto Martínez.

Desde luego, es necesario entender el contexto social e histórico en que se pintó el mural. El Obispo era don Sergio Méndez Arceo, figura mundial en la Teología de la liberación y en las reformas dadas por el Concilio Vaticano II, el párroco era Don Baltasar López Bucio, promotor y uno de los creadores de las Tandas culturales de Tlaltenango, producto de la prohibición de la venta de bebidas alcohólicas en la feria, promotor de una de las comunidades eclesiásticas de base más comprometidas y activas en ese barrio. Se estaba a fin de sexenio y se habían dado huelgas obreras, la misa panamericana en la Catedral de Cuernavaca tenía ya varios años de celebrarse, ya había ocurrido el secuestro de Rubén Figueroa y la mediación en el mismo de Don Sergio Méndez Arceo.

Fuentes: 1) López Beltrán, Lauro. Nuestra Señor de los Milagros que se venera en el santuario de Tlaltenango, estado de Morelos. S.p.i., 2019, 2ª. Ed. 2) Tandas cultuales de Tlaltenango, arte y cultura para la liberación. Cuernavaca, Talleres Gráficos de Impresores de Morelos, 1983. 3) Appendini, Guadalupe. “El que no está con los pobres no está con Cristo”, diario “Excélsior”, 15 de enero de 1982, sección B.

Por: EDUARDO BELLO OCAMPO  / bellocampo@yahoo.com

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