Los billetes falsos han sido un problema constante durante décadas, pero en la actualidad han evolucionado y se conocen bajo el nombre de billetes G5. Este fenómeno ha encontrado en las redes sociales un canal ideal para su promoción y venta, lo que ha facilitado su proliferación y acceso.
En plataformas como Facebook y TikTok, abundan los vendedores que ofrecen estos billetes en paquetes. Por ejemplo, por 2 mil 750 pesos reales se pueden adquirir hasta 30 mil pesos en billetes falsos, otra oferta es la de pagar 5 mil 750 pesos reales y recibes 80 mil pesos en billetes G5. La variedad de precios y la oferta de servicios de entrega a domicilio por parte de los proveedores han evidenciado el descaro con el que operan estos grupos. En algunos casos, se puede pagar hasta 7,750 pesos reales para recibir 120,000 pesos falsos.
La promoción de estos billetes en TikTok incluye videos donde usuarios presumen lujos comprados con dinero falsificado, incitando a otros a adquirirlos. La clave del éxito de estos billetes radica en la calidad de su clonación, que hace difícil detectar su falsedad. Elementos de seguridad, como la cinta magnética, son removidos de billetes originales y adheridos a los falsos, complicando aún más su identificación. A quienes los hacen y los usan poco parece importarles que pueden pasar hasta 12 años en prisión por esto.
Un comerciante declaró: “La cinta que llaman magnética, ya no es un parámetro porque las quitan de los billetes originales y las pegan en los falsos”. Los métodos de identificación incluyen tocar el relieve, observar a contraluz la marca de agua, el hilo microimpreso, el hilo de seguridad, la ventana transparente y el folio. Sin embargo, la rapidez en la atención en comercios dificulta una revisión exhaustiva.
Las autoridades han advertido sobre los riesgos de las compras en redes sociales, pero este argumento a menudo se utiliza para evitar responsabilidades en la lucha contra este delito. La fabricación y distribución de estos billetes falsos es posible gracias a una red bien organizada, y es injusto dejar la carga de la prevención solo en manos de los consumidores estafados.
