Consumir no solo refresco de cola, sino también bebidas azucaradas como jugos embotellados es lo peor que puedes hacerle a tu cuerpo; sin embargo, es uno de los alimentos favoritos de muchos comensales.

Es bien sabido que la coca cola es una mezcla de varios ingredientes que aún siguen como desconocidos; pero cuáles son las consecuencias por beber estos productos.

Cada lata de 330 mililitros tiene cerca de 39 gramos de azúcar, lo que equivale aproximadamente a 10 terrones. La Coca-Cola Zero es, sin embargo, endulzada con aspartamo, que logra el mismo sabor dulce con sólo 0,3grmamos. La diferente densidad de las latas es el motivo por el que una lata de Coca-Cola normal se hunde, mientras que una Zero flota.

Presenta un alto índice glicémico y un bajo índice de saciedad. En otras palabras, en cada lata de este refresco hay demasiado azúcar, pero al beberlo, no llenamos lo suficiente nuestro estómago, y seguimos teniendo hambre.

Una investigación publicada en JAMA mostró la relación entre las bebidas azucaradas y la aparición de esta enfermedad. ¿La causa? El aumento desmesurado de calorías y la concentración de azúcares que se absorben rápidamente en sangre.

Tres estudios (en Suecia, Estados Unidos y Australia) señalarían inicialmente a refrescos como la Coca-Cola como culpables del aumento de asma en la población. Posteriormente, una investigación realizada en más de 2.400 niños de once años de edad demostró que el consumo de bebidas azucaradas (zumos de frutas industriales y refrescos) se asocia con una mayor incidencia de asma.

Los jóvenes que tomaban más de 21 vasos de estas bebidas azucaradas o más de 10 vasos de zumo a la semana tenían un riesgo más alto de sufrir este trastorno respiratorio. ¿Cuál es la razón? Según la investigación publicada en European Journal of Clinical Nutrition, el motivo podría ser que el aumento de azúcar favorezca la inflamación, tan característica del asma.

La doctora explica porque nos gusta tanto la coca cola, y se debe al azúcar, de una forma similar a las drogas o el sexo, es capaz de activar unos centros nerviosos en el cerebro, aumentando el nivel de dopamina y serotonina, a través de la vía mesolímbica dopaminérgica, responsable de la adicción o craving.

“Nos satisface beber estos productos azucarados, ya que hacerlo nos produce una cierta sensación de placer. Cuanto más consumamos, más estimulamos nuestro cerebro. La activación del sistema de recompensa por los azúcares es de sobra conocida.”

La investigación publicada en American Journal of Public Health, y reseñada en The Guardian, que muestra que los efectos negativos conocidos hasta el momento podrían ser sólo la punta del iceberg.

Y es que su estudio ha analizado los hábitos nutricionales de más de 5.300 adultos entre 20 y 65 años. La relación entre el consumo de bebidas azucaradas y su nivel de envejecimiento celular era alarmante.

¿Por qué? Al medir los telómeros (que funcionan como capuchones de nuestros cromosomas) comprobaron que sus relojes moleculares estaban adelantados una media de 4,6 años más de lo que deberían.

 

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