Corea del Norte continúa con su política de aislamiento y control cultural bajo el régimen de Kim Jong-un, quien ha ordenado la prohibición de los hot dogs. Según las autoridades, la preparación y consumo de este alimento representa una amenaza a la ideología del país, ya que se asocia con la cultura occidental. Las personas sorprendidas vendiendo o cocinando hot dogs pueden enfrentar castigos severos, como trabajos forzados en campos de reeducación.
Esta decisión se enmarca en una serie de medidas destinadas a frenar la influencia externa, particularmente de Estados Unidos y Corea del Sur. Los hot dogs se han popularizado en países cercanos como un símbolo de la cultura americana, y el régimen teme que su introducción en Corea del Norte socave los principios del gobierno
Divorcio: Una Práctica Penalizada en Corea del Norte
A las restricciones alimentarias se suma la nueva política contra el divorcio, considerada un acto antisocialista en Corea del Norte. Desde el año pasado, el régimen ha implementado sanciones para quienes se divorcian, tanto si la separación es mutua como unilateral. Las personas divorciadas pueden ser enviadas a trabajos forzados como castigo, con especial énfasis en las mujeres, quienes enfrentan penas más duras.
Las autoridades sostienen que el divorcio debilita la cohesión social, aunque muchos expertos opinan que la solución a los problemas económicos y sociales del país pasa por abordar las causas subyacentes, como la pobreza y la falta de servicios de apoyo a las familias, en lugar de imponer castigos que no resuelven los problemas reales.
