Un equipo de científicos británicos y brasileños publicó una investigación en la que afirman haber encontrado el árbol más alto, ubicado en el Amazonas.

El gigantesco árbol no está sólo, sino que está rodeado de otros gigantes que pueden superar los 80 metros de altura. El coloso fue hallado en el estado de Amapá en el noreste de Brasil, cerca de la región conocida como el Escudo de Guyanés, una zona rica en biodiversidad y que por ahora está a salvo de los incendios. 

El árbol es un Angelim rojo (Dinizia excelsa) que mide 88 metros, superando por 30 metros al que tenía el record anterior. Su tronco mide 5,5 metros de diámetro, como referencia la Estatua de la libertad en Nueva York mide 93 metros de altura, incluyendo su base. El Cristo Redentor en Río de Janeiro mide 38 metros desde su pedestal. 

Estos árboles son muy comunes en la selva del Amazonas y aunque son malolientes, su madera es apreciada.

¿Cómo lo encontraron?

Entre 2016 y 2018 el Instituto Nacional de Investigaciones Especiales de Brasil (INPE) escaneó vastas extensiones del Amazonas con tecnología láser. El INPE rastreó 850 áreas de selva, cada una de 12 km de largo por 300 m de ancho. “Nos sorprendimos con la colosal altura que mostraron los escáneres”, escribieron en un artículo en The Conversation los ecólogos Tobias Jackson, de la Universidad de Cambridge, y Sami Rifai, de la Universidad de Oxford, coautores de la investigación. “Por eso emprendimos un viaje para confirmar los hallazgos con nuestros propios ojos, determinar su especie y, por supuesto, escalarlos”. 

Los ecólogos aún no saben cómo lograron superar los árboles esas alturas, pero dicen que es posible que pueda estar relacionado con la lejanía de las áreas urbanas y zonas industriales.

También puede deberse a que sean una “especie pionera”, es decir, la primera que habitó una zona luego de que ésta hubiera sufrido algún tipo de devastación. Cada Angelim rojo es capaz de retener la misma cantidad de carbono que una hectárea promedio de selva tropical. Eso quiere decir que puede almacenar hasta 40 toneladas de carbono, lo que equivale a lo que absorberían entre 300 y 500 árboles más pequeños.

“Nuestro descubrimiento significa que la vasta selva puede ser un sumidero de carbono mayor de lo que se pensaba”, dicen Jackson y Rifai. Los ecólogos advierten que su investigación se enfocó en un área muy pequeña, así que podría haber muchos otros árboles gigantes, incluso más altos que el que ahora tiene el récord.

Jackson y Rifai esperan que este tipo de investigaciones ayuden a entender mejor la estructura de la selva y su papel en el ciclo global de carbono.

“El hecho de que aún ocurran descubrimientos como este, demuestra todo lo que aún hay por aprender de este increíble y misterioso ecosistema”, concluyen Jackson y Rifai.

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