Esta fecha es singular, por ser el 28 de agosto que antes fue denominado ‘Día del Viejo’ y con el paso de los años derivó en ‘EL DÍA DEL ABUELO’… Por esta razón, con mi respeto y afectuoso saludo para todas ellas y ellos los viejos, abuelas, abuelos, bisabuelos, tatarabuelos y más, dejo este hermoso Poema que algún día pergeñé bajo la guía y mano generosa del SEÑOR… Espero que mis amables Lectores lo sigan paso a paso, lo disfruten y lo compartan particularmente con sus adultos mayores de todas las edades entre sexa, septua, octa, nona y centenarios… ¡Feliz Día del Abuelo…! He aquí el regalo con mi Poema:
VIEJO
Déjame decirte, Viejo con un afán reflexivo; decirte Viejo, mi Viejo, sin afán peyorativo. Déjame tender mi mano y con la tuya estrecharla, mientras te digo que te amo, viejo amigo en esta charla. Déjame invocar a Dios, para jurar ahora y siempre, que tu carácter y voz me hicieron hombre de temple. Que tu silencio elocuente fue una parte de tus dones; por mis fallas tan frecuentes… Te pido que me perdones. Que me enseñaste a crecer, que eres el ejemplo y guía que viene a fortalecer mi sendero cada día. Déjame decirte, Viejo, que ufano estoy y por eso, cada que de ti me alejo en tu frente dejo un beso. Que si volviera a nacer, jamás nunca dudaría si me dieran a escoger… ¡Tu sangre yo pediría! Que si el brillo de tus ojos se extinguió como destino, fue para quitar abrojos e iluminar mi camino. ¡Que reconozco hoy como hombre que siempre fuiste benigno, no tan sólo al darme nombre, sino para hacerme digno! Que tu palabra sincera, firme y fuerte en ocasión, me pareció ayer quimera… Y al fin, fue mi formación. Que en esas sienes plateadas y en el temblor de tus manos, se reflejan cual puntadas la unidad de mis hermanos. Que por tu esfuerzo formados como seres, hoy prolijos, tus consejos, ya son dados, a los hijos de tus hijos. Déjame decirte, Viejo, que aunque no haya cercanía, diario en mi mente festejo que no hay de ti, lejanía. Decirte que te recuerdo con respeto en mi oración; que cuando de ti me acuerdo, hay profunda admiración. Que esta lágrima que ves, refleja mi pensamiento, pues no sabe de altivez y aflora por sentimiento. Que cuando te vengo a ver, y luego, cuando me alejo, le pido a Dios llegue a ser un Viejo, ¡Como mi viejo! Y que tiempo mucho tardes en cumplir vida y destino... ¡Señor! Te pido retardes el final de su camino. Mas cuando llegue el momento al Padre de mi oración, ¡Le pediré por mi viejo, con toda veneración! ¡Déjame decirte, Viejo! -Y que mi verso lo grave- ¡Que fuiste siempre mi viejo! ¡Un viejo digno, y buen padre!
