En la madrugada del 20 de mayo de 2025, una familia en Queensbridge Houses, Queens, Nueva York, vivió una tragedia que conmocionó a la comunidad. Los padres de Kiyanna Winfield, una bebé de tan solo un mes, se despertaron alrededor de las 6:00 a.m. para encontrar a su hija con graves marcas de mordidas en la cara, mientras el cachorro de la familia, Bella, un pitbull mestizo con pastor alemán de seis semanas, estaba cerca. En un acto de desesperación y dolor, asumieron que Bella había causado la muerte de la bebé y decidieron sacrificar al animal. Sin embargo, la autopsia posterior reveló una verdad devastadora: Kiyanna ya había fallecido por síndrome de muerte súbita del lactante antes de que el perro la mordiera, dejando a la familia no sólo con la pérdida de su hija, sino también con la carga de una decisión irreversible e injusta.

Contexto del incidente

El incidente ocurrió en un apartamento en la 12th St cerca de la 41st Ave, dentro del complejo de viviendas públicas Queensbridge North Houses. Kiyanna, de seis semanas de edad según algunos reportes, había nacido con un soplo cardiaco, una condición que podría haber contribuido a su muerte súbita. Bella, adoptada solo dos semanas antes, era un cachorro de pitbull mestizo con pastor alemán, y la familia tenía planes de entrenarla como perro de servicio para el hermanastro de Kiyanna, un niño de dos años con autismo no verbal. Esta intención añadía una capa de esperanza y propósito a la presencia de Bella en el hogar, lo que hace aún más trágica su muerte.

Desarrollo de los hechos

Alrededor de las 6:00 a.m. del 20 de mayo, Lillian Burton, la madre, y Christopher, el padrastro, se despertaron para encontrar a Kiyanna sin signos vitales y con lesiones faciales que iban desde la nariz hasta la parte inferior del rostro. Inicialmente, asumieron que Bella había atacado a la bebé, lo que llevó a la decisión de sacrificar al cachorro. Esta decisión fue tomada en un momento de shock y dolor, sin esperar los resultados de la autopsia, que tardaron unos días en estar disponibles.

La autopsia, realizada y divulgada días después, confirmó que las lesiones faciales ocurrieron después de la muerte de Kiyanna, y la causa principal fue el síndrome de muerte súbita del lactante, una condición impredecible que afecta a bebés sin previo aviso. Además, se encontró que Kiyanna tenía un soplo cardíaco, lo que podría haber sido un factor contribuyente, aunque aún se espera un análisis pediátrico más detallado, cuyos resultados podrían tardar semanas.

Perspectiva familiar y emociones

Lillian y Christopher están devastados. En declaraciones al New York Post, Christopher expresó: "Nuestra bebé estaba viva cuando nos fuimos a dormir. Eso fue lo último que supimos". Lillian, por su parte, negó cualquier negligencia y destacó el dolor de perder no solo a su hija, sino también a Bella, a quien consideraban parte de la familia. Ambos creen que Bella podría haber intentado "ayudar", quizás tratando de remover una obstrucción o interactuar con la bebé después de que ya había fallecido, una teoría que ha ganado apoyo entre algunos vecinos y activistas.

La pérdida de Bella no sólo es emocional, sino también simbólica. La familia había visto en ella una oportunidad de apoyo para el hermanastro autista de Kiyanna, un niño que ahora se queda sin el potencial compañero que Bella podría haber sido. Esta dimensión añade una capa de tragedia a una historia ya de por sí dolorosa.

Consecuencias y debate comunitario

La decisión de sacrificar a Bella ha generado controversia. Algunos argumentan que fue una reacción precipitada, mientras que otros, como se vio en un X post de @SOTTnetES, advierten sobre los riesgos de tener pitbulls cerca de niños pequeños, aunque en este caso, el perro no fue el causante de la muerte. Otro X post de @TVTenlinea destacó la injusticia, señalando que la autopsia aclaró que la bebé ya había fallecido antes de las mordidas.

La familia enfrenta ahora una situación aún más precaria. Fueron desalojados de su apartamento y actualmente Lillian se encuentra en un albergue con su hijo, sin un lugar seguro donde establecerse. "No tenemos nada ahora", expresó Lillian, reflejando la profundidad de su pérdida y la incertidumbre de su futuro.

Análisis y reflexiones

Esta tragedia pone de manifiesto la importancia de esperar los resultados forenses antes de tomar decisiones irreversibles. La precipitación en sacrificar a Bella, aunque comprensible en el calor del momento, resultó en una injusticia, ya que el perro no fue responsable de la muerte de Kiyanna. Además, resalta las complejidades de convivir con perros de razas consideradas potencialmente peligrosas, especialmente en hogares con niños pequeños, aunque en este caso, el verdadero peligro no fue el perro, sino la falta de información y la prisa por culpar.

La comunidad de Queens y más allá está reflexionando sobre este caso, con debates en redes sociales y medios sobre la responsabilidad de los dueños, la educación sobre SMSL, y la necesidad de políticas más claras sobre el manejo de animales en situaciones de crisis.

Esta historia es un recordatorio doloroso de la fragilidad de la vida y la complejidad de las decisiones en momentos de crisis. La pérdida de Kiyanna es una tragedia que ningún padre debería enfrentar, y la muerte de Bella añade una capa de injusticia que ha dejado a la familia y a la comunidad en un estado de reflexión profunda. Es crucial aprender de este caso para evitar que decisiones precipitadas causen más dolor en el futuro, y para aumentar la conciencia sobre el SMSL y las interacciones entre niños y animales.

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