Un dicho frecuente es que cada pueblo tiene el gobierno que se merece. Cierto o no, me permito parafrasear para decir: “cada deporte tiene el periodismo que se merece”.
El futbol a nivel mundial, ha tenido grandes exponentes en la pluma, la narración, el análisis y la crítica. El problema radica en que son contados y la improvisación y falta de preparación es lo que vemos a diario.
Hace ya muchos años, para obtener la licencia de locutor, se tenía que presentar un examen en la RTC, un organismo dependiente de la Secretaría de Gobernación. La prueba incluía dicción, tesitura vocal y una gran parte la dedicaba a la cultura general.
Eso desapareció y fruto de esa falta de requisitos, los medios se han visto inundados de personajes impresentables, incultos, poco preparados y prepotentes.
Mueve a risa que al medio tiempo de un partido, dos de estos mequetrefes que jamás jugaron al futbol ni
han tomado un curso de dirección técnica, se pregunten entre sí: “¿Qué le moverías al equipo, fulanito?, en el colmo de la petulancia y el otro, igual de soberbio, se atreve a contestar.
Lo mismo sucede en torno a las Reglas de Juego. Sin más arma que su empírico y corto conocimiento, se atreven a cuestionar y “matar” al árbitro en ocasiones por ignorancia, en otras con mala fe y con más frecuencia de la que se podría suponer, con una letal combinación de ambas.
Otro cáncer son los llamados “analistas arbitrales”.
Sin tener la humildad de actualizarse, patean el pesebre en pos del llamado “rating”. Hoy tenemos en los principales medios a un corrupto, a un payaso y a un golpeador de mujeres. ¡Imagínese!
Todo esto viene al caso luego de escuchar el coro de barbaridades en torno al debut de dos entrenadores.
Pumas contrató y presentó el domingo pasado a Efraín Juárez. No tuvo un solo entrenamiento para enfrentar el martes al Alajualense de Costa Rica.
El resultado fue de dos a cero para los universitarios y se afirmó que “Efra le cambió la cara al equipo”.
Lo mismo sucedió con el Guadalajara. El fin de semana firman a Gerardo Espinoza y el miércoles doblan al América, de manera circunstancial y con un autogol. También se dice que todo cambió en el horizonte rojiblanco.
¡Por Dios!, lo único que pueden modificar en un par de días es el discurso motivacional. El trabajo diario se compone de repeticiones constantes de movimientos, para dar con la idea futbolística del entrenador.
Ahora bien, el futbolista en general es difícil y si ya no están a gusto con su técnico, a la hora del cambio, renuevan su actitud, meten, corren y luchan hasta el silbatazo final.
No dudo ni tantito que, si Tigres gana su próximo compromiso ante Querétaro, se eleve a Guido Pizarro a la categoría de deidad.
Estar detrás de un micrófono implica una responsabilidad. Entre seudo periodistas e influencers opinando de futbol, estamos cayendo en el ridículo de pensar que de un técnico, con dos días en el puesto, se pueda decir…ya se vio la mano.
