El título de esta columna alude a una película filmada en 1978 en la cual, el director Hal Ashby plasma el drama de los veteranos de la guerra de Vietnam y su casi imposible inclusión en la vida cotidiana, sobre todo de aquellos que quedaron malheridos o con alguna secuela de índole síquica.

Las actuaciones de Jane Fonda y Jon Voight les valieron el Oscar de la Academia así como otro trofeo por el mejor guion original.

Pero no estamos aquí para hablar de cine, por mucho que la cinta en cuestión es realmente buena. A lo que quiero llegar es a toda esa legión de futbolistas mexicanos que, buscando realizar un muy válido anhelo, fueron a Europa a calentar el banco, jugar algunos partidos, ser prestados o canjeados en clubes de medio pelo y, finalmente regresar a nuestro balompié.

El último ejemplo es Diego Lainez, canterano del América que partió al Viejo Continente para ser regresado en el compartimento del equipaje.

Lainez llegó en 2019 al Real Betis en una transacción por 14 millones de dólares. Después de tener muy poca participación fue cedido al Sporting Braga del futbol portugués con una opción a compra por 7 melones de verdes. Ya desde ahí el negocio para el club sevillano había resultado bastante malito. Pero ya no interesó al equipo lusitano y lo devolvieron más rápido que una compra por Amazon.

Ahora los Tigres de la Universidad de Nuevo León lo anuncian como su flamante contratación. No digo refuerzo porque no veo la necesidad en un plantel tan completo de traer a este “cartucho quemado” por más que tenga solo 22 años.

Es larga la lista de futbolistas que tras fracasar en Europa, vienen al cementerio de elefantes que es la MLS o bien regresan sin gloria al futbol casero.

Lo increíble del caso es que son arropados con salarios irreales, como si de veras la hubieran “roto” en las ligas en las que participaron.

Al final y hay que decirlo con todas sus letras, los únicos jugadores mexicanos que han triunfado clamorosamente del otro lado del charco, se llaman Hugo Sánchez y Rafael Márquez. El resto es pedacería.

Ahora la Femexfut, en su planeación a futuro, afirma que buscará un pasaporte comunitario para que los jugadores aztecas no ocupen plaza de extranjeros en las Ligas europeas.

No dicen cómo ni cuándo ni cuánto. Imagine a los miles de migrantes que buscan pisar suelo europeo, jugándose la vida de ellos y sus familias viendo como adquieren el estatus un puñado de personas cuyo único mérito es jugar futbol.

Nacionalidad VIP para los futbolistas. ¿Le habrán consultado el tema a la Secretaría de Relaciones Exteriores?.

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