La convulsa actualidad social da tema para todo diariamente, sin embargo, lo que yo quiero compartir con usted, pasa al interior del mundo de los árbitros profesionales de futbol.
México tiene un arbitraje que es reconocido a nivel mundial.
El principal embajador es César Arturo Ramos Palazuelos quién ya ha asistido a dos Copas del Mundo, infinidad de partidos eliminatorios e invitado frecuente a las finales de los torneos asiáticos, sobre todo en el mundo árabe, con presencia con los sauditas, así como en los Emiratos y en Kuwait.
Para el próximo Mundial, a celebrarse de manera tripartita en México, Canadá y Estados Unidos, la Comisión de Árbitros de la FIFA ha designado a tres equipos de colegiados aztecas para buscar un lugar.
Dichos cuadros los encabezan el citado Ramos Palazuelos, Marco Antonio Ortiz y Katia Itzel García.
Obvio que el favorito es aquel a quien ya conocen, aunque sería una muy agradable noticia la presencia de Katia en un torneo varonil de esta índole.
Ella ya dirigió en los Juegos Olímpicos y está escalando posiciones en la LigaMx.
El otro silbante en la pelea es el apodado “Gato”, Marco Ortiz.
Este hombre prácticamente nació árbitro, pues su padre tenía un colegio que daba servicio a diversas Ligas amateur en su natal Durango.
Por ello, cuando era chavo, se metió a la cancha y desarrolló habilidades que le permitieron, muy joven, debutar en Primera División.
Pronto logró que le otorgaran el gafete de FIFA y como decíamos, es un candidato al máximo torneo.
Sin embargo, en el balompié doméstico, Ortiz no ha logrado consolidarse como un juez confiable.
Los partidos importantes, suele convertirlos en polémica, ya sea por sus actitudes arrogantes, errores evidentes o poca ayuda del VAR.
Es un tipo joven, 37 años, por lo que en alguna plática, cuando pretendí aconsejarle, le comenté lo que yo le diría a mi hijo Arturo, que tiene su misma edad.
Por lo que he podido ver, lo mucho o poco que le hubiera podido transmitir, le entró por un oído y le salió por el otro.
En CONCACAF, fue sancionado hace unos meses por pedirle su camisa autografiada a Lionel Messi, luego de pitar un juego del Inter de Miami.
Hace unas semanas, al medio tiempo de un juego en Puebla, se puso, en el círculo central, a hacer “lagartijas”, como una especie de Rocky Balboa región IV.
Su último número lo hizo en el juego de vuelta entre Tigres y Necaxa.
Luego de anunciar que compensaría ocho minutos, anuló el gol del empate de los felinos, a indicación de su asistente.
Luego fue al VAR y de manera poco creíble, no se percató que en la anotación existieron dos faltas en ataque, por lo que la validó y de esa manera, los Rayos quedaron, injustamente, fuera del torneo.
Lo peor es que la Comisión se la puso buena, ignorando la evidencia o de plano, echando la basura debajo del tapete.
Al “Gato” se le están acabando las vidas. Bueno sería un recuento…de las siete que tenía.